
La mañana de ayer, el Cuerpo de Bomberos fue alertado por un incendio estructural en el sector de Misicata, suroeste de Cuenca. Al lugar acudieron varias unidades de emergencia que, tras varios minutos de trabajo, lograron controlar las llamas. El fuego, que se originó por la deflagración de un calefón ubicado dentro de una vivienda, dejó como resultado la destrucción parcial de una bodega. Afortunadamente, no se registraron personas heridas.
El incidente encendió nuevamente las alarmas sobre el manejo inadecuado del Gas Licuado de Petróleo (GLP) en espacios domésticos. Según cifras oficiales del Cuerpo de Bomberos, en lo que va de 2025 se han reportado 54 fugas de gas en la ciudad. En años anteriores, la situación fue aún más crítica: 183 emergencias por este tipo en 2023 y 134 casos en 2024.
Las estadísticas reflejan una problemática latente: el mal uso e instalación de cilindros de gas y calefones dentro de los hogares. Esta práctica, común en muchos domicilios, representa un riesgo significativo, muchas veces subestimado por la ciudadanía.
Uno de los peligros más graves al almacenar cilindros de GLP en interiores es la posibilidad de una fuga. El GLP es altamente inflamable y, en un espacio cerrado, una pequeña fuga puede causar una acumulación peligrosa. En presencia de una chispa, una llama o incluso una descarga de electricidad estática, puede desencadenarse una explosión devastadora. Además, aunque el GLP no es tóxico en sí, su inhalación en grandes cantidades puede desplazar el oxígeno del ambiente y causar asfixia, especialmente si ocurre durante la noche, mientras los ocupantes duermen y no perciben el olor característico del gas.

Los espacios cerrados y con poca ventilación agravan aún más el riesgo, ya que el gas tiende a acumularse en las zonas más bajas, lo que dificulta su detección y eliminación sin un sistema de ventilación adecuado. Una fuga puede encontrar fácilmente una fuente de ignición como una estufa, un encendedor o un interruptor de luz, iniciando un incendio que podría propagarse rápidamente por toda la vivienda.
Frente a esta realidad, el Cuerpo de Bomberos ha emitido una serie de recomendaciones para prevenir tragedias. En primer lugar, se insiste en que los cilindros de gas deben instalarse en exteriores, en lugares ventilados y protegidos del sol y la lluvia. También es fundamental realizar revisiones periódicas de válvulas, mangueras y conexiones, asegurándose de que no presenten irregularidades ni deterioro.
Otra recomendación clave es evitar colocar los cilindros cerca de fuentes de calor o aparatos eléctricos, y contar con detectores de gas en el hogar. Estos dispositivos, que tienen un costo accesible, pueden alertar a los habitantes ante la presencia de fugas, permitiendo una acción rápida y oportuna.
La prevención y el conocimiento son las herramientas más efectivas para evitar tragedias. Por ello, los especialistas insisten en que todos los miembros del hogar deben capacitarse en medidas básicas de seguridad, como saber cómo cerrar la válvula del cilindro en caso de emergencia.