Vialidad y transición

A juzgar por la actual situación política del país, se torna incierto el futuro de los reclamos viales planteados por la comunidad azuaya al gobierno de Guillermo Lasso.

Se quiera o no admitir, estamos en un gobierno de transición. Esto, sin duda, repercutirá en la administración y, de alguna manera, en la planificación de obras de envergadura cuyo financiamiento estaba a merced de conseguir las alianzas público-privadas.

La Asamblea Ciudadana por la Vialidad, integrada por varias entidades, en especial del sector privado, más el apoyo y decisión de personas interesadas por tan apremiante necesidad de la provincia, dio plazos al gobierno al entregarle una agenda encaminada a dar solución definitiva al pésimo estado de las vías, sobre todo las intraprovinciales.

Por parte del Ministerio de Transporte y Obras Públicas no hay respuestas concretas, excepto anuncios de ciertas obras a ejecutarse en el mediano plazo.

Y, a lo mejor, ni las haya dentro de la transición, durante la cual el gobierno tratará de no endeudar más al país, de no comprometer a su sucesor, y, como lo ha dicho el presidente Lasso, de enfocarse en determinadas temáticas urgentes para el país.

Autoridades como el prefecto del Azuay, Juan Cristóbal Lloret, y el alcalde de Cuenca, Cristian Zamora, han planteado al titular del MTOP, Darío Herrera, el traslado de competencias con los recursos económicos correspondientes, encaminadas a resolver la penuria vial, aplicando un nuevo modelo de gestión. Este incluiría el cobro de peajes.

El prefecto ha pedido la delegación de varias vías. Entre ellas: Cuenca-Molleturo-El Empalme. El Descanso-Lumagpamba-Paute-Chicy; y la Puente Europa-Gualaceo-Chordeleg-Sígsig.

Lloret confía en Asafaltar, la empresa del GAD Provincial, para asumir el desafío.

El alcalde ha planteado la delegación del proyecto para construir el acceso sur a Cuenca, pospuesto desde el gobierno de Lenín Moreno.

A esos planteamientos, el MTOP debe dar una respuesta clara y rápida: puede o no atenderlos.