El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, promotor de políticas dirigidas a armar a la población civil, mostró a un niño seis años, vestido de militar y con un fusil de juguete, y lo puso como ejemplo de «civilidad» y «patriotismo».
La escena se dio en un acto oficial celebrado en la ciudad de Belo Horizonte frente a algunos cientos de personas, que aplaudieron el momento en que el líder de la ultraderecha interrumpió a uno de los oradores para sentar a su lado al niño.
Mientras los asistentes coreaban «un pueblo armado jamás será esclavo», Bolsonaro puso al niño a hacer flexiones en el escenario, luego lo alzó en sus brazos, destacó el arma de juguete y tomó el micrófono para felicitar a sus padres.
«Tengo casi 70 años. Cuando era niño yo jugaba con armas, con flechas, con hondas. Así fue criada mi generación y crecimos como hombres fuertes, sanos y respetuosos», declaró.
«Mi felicitación a los padres, por este ejemplo de civilidad, patriotismo y respeto», exclamó el mandatario, que sentó a su lado al niño durante el resto de la ceremonia.
Cuando le tocó el turno de dirigirse al público, Bolsonaro fue más allá y pidió que se retirase el personal de seguridad. «Ahora, el pequeño Gabriel, de seis años, se ocupará de eso», dijo en tono de broma y sonriente.
Bolsonaro, capitán de la reserva del Ejército y un nostálgico defensor de la última dictadura (1964-1985), ha promovido desde que llegó al poder, en 2019, una política dirigida a facilitar el acceso de la sociedad a las armas.
El mandatario ha justificado esa política en la «necesidad» de «autodefensa» de los brasileños frente a los delincuentes y apoyado en el lema de que «bandido bueno es bandido muerto».
Esas iniciativas de Bolsonaro, sin embargo, han sido suavizadas por el Parlamento y la Corte Suprema, que han vetado algunos de los decretos relativos a la cuestión de las armas, lo cual ha sido esgrimido más de una vez por los movimientos de ultraderecha para exigir la «disolución» de esos dos poderes de la Nación. EFE