Barco reclamó a Repsol por su respuesta frente al derrame de petróleo en Perú

 El barco Mare Doricum, involucrado en el derrame de petróleo frente a las costas de Perú mientras suministraba crudo a una refinería operada por la española Repsol, protestó contra la empresa por su manejo de la situación y por no dar suficiente información, acusaciones que no son compartidas por la compañía.

En una serie de reclamos emitidos por el capitán del barco hacia Repsol el mismo día de los hechos, a los que Efe ha tenido acceso, el buque petrolero de bandera italiana consigna que la empresa no les proporcionó la cantidad de petróleo que ya había recibido en sus instalaciones para así calcular cuánta se había perdido.

De momento la magnitud del derrame se ha establecido en unos 6.000 barriles (unos 954.000 litros) de crudo, según el último reporte ofrecido por la empresa, que en un inicio solamente había declarado una fuga de 0,16 barriles (unos 25 litros) y lo había catalogado como un incidente menor.

Los documentos permiten hacer una reconstrucción de los hechos sucedidos el pasado 15 de enero desde la versión del capitán del barco, Giacomo Pisani, aunque su relato cae en momentos en algunas contradicciones.

AMARRAS ROTAS

El máximo responsable del buque reportó que a las 17:25 hora local (22:25 GMT) del 15 de enero, durante la operación de descarga del crudo, se rompieron hasta tres amarras de estribor que lo sujetaban a las boyas del terminal número 2 de la Refinería La Pampilla, que Repsol opera en Ventanilla, municipio del Callao, región portuaria aledaña a Lima.

La rotura de estas amarras se produjo aparentemente por un inusitado aumento del nivel del mar causado por la erupción volcánica en Tonga horas antes, un tsunami de moderada proporción imperceptible en alta mar pero que en la costa hizo que el agua llegara varios metros tierra adentro en distintos puntos del litoral peruano.

En ese momento Perú no había decretado ninguna alerta de tsunami como sí lo habían hecho otros países de la costa del Pacífico, como es el caso de sus vecinos Chile y Ecuador, así como Estados Unidos.

En eso también coincide Repsol, que en un comunicado remitido a Efe este miércoles ratificó la rotura de las amarras a consecuencia del fortuito fenómeno natural.

¿SE MOVIÓ O NO EL BARCO?

A partir de ese instante es cuando más difieren las versiones entre el barco y la refinería, pues el capitán del buque afirma que la embarcación no se movió hacia delante ni tocó el PLEM, la plataforma con los colectores de las tuberías submarinas que reciben el crudo del barco a través de unas mangueras.

No obstante, el capitán solicitó a las 17:30 hora local (22:30 GMT), solo cinco minutos después del incidente, la presencia a bordo de un práctico de la refinería para que volviese a posicionar el barco correctamente, pero este no llegó hasta más de seis horas después, a las 23:05 (4:05 GMT).

Sobre esa demora, Repsol señaló en su comunicado que no es competencia suya.

Instantes después de que se rompiesen las amarras, la tripulación del buque vio florecer petróleo en la superficie y detuvo el bombeo de petróleo, según refirió Pisani.

«LA MANGUERA CAUSÓ EL DERRAME»

Asimismo, el capitán del barco aseguró que la empresa no mandó buzos para inspeccionar «la manguera que causó el derrame de petróleo», aunque el jefe del terminal de Repsol refutó que sí hubo dos inspecciones con buzos con equipos especializados durante la madrugada del domingo 16 de enero.

Repsol destacó que los documentos firmados por Pisani demuestran que la empresa actuó rápido al colocar barreras flotantes para contener el derrame, pero el marino detalló que estas eran insuficientes para cubrir la longitud del buque, que tiene 272 metros de eslora.

La versión del capitán del barco también fue recogida por una delegación de altos funcionarios que visitó el buque, entre ellos los ministros de Ambiente, Rubén Ramírez; de Comercio Exterior y Turismo, Roberto Sánchez; y de Producción, Jorge Luis Prado, además del congresista Edward Málaga-Trillo.

BUQUE INMOVILIZADO

Actualmente el Mare Doricum permanece fondeado en la bahía del Callao y se encuentra impedido de zarpar después de que las autoridades peruanas le impusieran una orden de inmovilización bajo fianza de 150 millones de soles (unos 39 millones de dólares).

En el momento del accidente, el buque descargaba casi un millón de barriles procedentes de Brasil para ser procesados en La Pampilla, la refinería de mayor volumen de Perú, al procesar diariamente unos 120.000 barriles diarios.

Este derrame es la mayor catástrofe ambiental de los últimos tiempos en las costas peruanas al haber afectado 50 kilómetros del litoral peruano, especialmente a las playas de Ventanilla, mientras que en términos de superficie el crudo abarca 8 kilómetros cuadrados, la mayoría de ellos en el agua, y ha alcanzado a dos reservas naturales. EFE

Andrés Mazza

Periodista y fotógrafo. Escribe sobre cultura, educación, migración y astronomía.

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