En lo que va de 2022, en comparación con 2021, las muertes violentas y los robos a vehículos casi se han duplicado en Cuenca y Azuay. Esto provoca tensión en la población y los vecinos ya piensan en retomar las brigadas barriales.
Pero aún más es la preocupación porque hay un incremento en muertes violentas. En este año van 26 y el año pasado fueron 13, lo que representa un aumento de un 113% en estos hechos de sangre.
Los robos a domicilios también han crecido de una manera significativa. Este año ya superan 260 los casos de estos registrados por la Policía Nacional.
De igual forma, los atracos a locales comerciales en Cuenca ya son más de 140. Estos establecimientos actualmente se han convertido en uno de los principales blancos de la delincuencia en esta ciudad.
Organización
Abel Buestán, expresidente de las Brigadas Barriales de Seguridad en Azuay, considera que ante este incremento de la inseguridad es necesario que la ciudadanía se organice y recupere estas agrupaciones barriales.
Aclaró que la responsabilidad de garantizar la seguridad es de la Policía Nacional y de otras instituciones gubernamentales; sin embargo, cree que tiene que haber una corresponsabilidad de la ciudadanía.
Indicó que llegaron a tener más de 120 brigadas en esta provincia y cumplían un trabajo conjunto con las Unidades de Policía Comunitaria (UPC), que hay cada sector. Crecieron considerablemente desde 2004.
Debilitamiento
Reveló que estas organizaciones ciudadanas se debilitaron luego de 2010 cuando se creó el Ministerio del Interior, durante el gobierno del expresidente Rafael Correa.
“Sabíamos salir a las comunidades conjuntamente con la Policía Nacional y tomábamos contacto con las personas que estaban preocupadas por la seguridad de un barrio y allí iniciaba la organización…”, dijo.
Buestán recordó que uno de los primeros pasos para el funcionamiento de estas agrupaciones es la conformación de una directiva que las represente, pero además la capacitación.
Indicó que estas organizaciones ayudaron a mejorar las condiciones de seguridad, pero también a recuperar la credibilidad de la Policía Nacional a nivel comunitario.
Legal
Francisco Ávila, abogado y exasesor de estas organizaciones en Azuay, explicó que estas brigadas tienen que ser cívicas y apolíticas, y que tengan el objetivo de organizar a la comunidad civil.
Recordó que en enero de 2011 el Ministerio del Interior emitió el acuerdo Ministerial 1845, por medio del que estableció los mecanismos para esta participación y organización comunitaria.
“Desde este ministerio se comenzaron a tomar decisiones basadas en lo político y no buscando un fin de apoyar a la población para que se organice frente a la inseguridad…”, explicó.
Refirió que el artículo 526 del Código Orgánico Integral Penal (COIP) establece que cualquier persona puede detener a quien sea sorprendida en delito flagrante.
“Hay base legal que respalda a las organizaciones comunitarias de seguridad, pero se necesita que alguien tome la posta de lo que fueron las brigadas para que se puedan retomar…”, manifestó.
Patricio Zambrano, quien presidía hasta 2019 una brigada barrial de seguridad en Yanuncay, recordó que hasta hace unos tres años en esta ciudad había no menos de 50 de estas organizaciones.
“Creo que la ciudad tiene que volver a reorganizarse para defenderse de la delincuencia, tenemos que ser parte de la solución, tenemos que también asumir una responsabilidad con nuestra seguridad…”, expresó.
Inseguridad nos vuelve individualistas
“La inseguridad nos lleva a niveles absolutamente instintivos, es decir, nos lleva a actitudes y prácticas más instintivas de sobrevivencia…”, dijo Patricio Carpio, sociólogo y profesor de la Universidad de Cuenca.
Agregó: “el instinto prima sobre la razón, surgen elementos como la defensa personal y familiar a costa de lo que sea, y entonces surge el individualismo y surge el sálvese quien pueda…”.
Indicó que las respuestas de la sociedad más racionales, pensadas y estructurales quedan a segundo plano porque está en primera instancia una lucha por la sobrevivencia.
“Y eso ocurre también porque ya no se tiene confianza absolutamente en ninguna de las instituciones del Estado, esto es muy peligroso y puede llevar a la justicia por mano propia…”, recalcó.
Riesgo
Carpio advirtió que ante esto hay un riesgo de que la sociedad devuelva con más violencia la violencia delincuencial, y que al final queden solo asesinos.
Considera que para solucionar esto hay medidas a largo y mediado plazo, y que son estructurales. Por ejemplo: reducir los índices de pobreza, mejorar la educación y crear fuentes de empleo.
Entre las acciones a corto plazo está el fortalecimiento de las instituciones encargadas de la seguridad ciudadana, especialmente, de la Policía Nacional, pero además de una depuración.
Asimismo reforzar sus áreas de inteligencia para determinar el origen de la violencia y hechos delictivos para buscar prevenirlos e identificar a las organizaciones delictivas que generan violencia.