Los casos de botulismo vinculados a terapias para adelgazar en Turquía, que han hecho sonar las alarmas de las autoridades sanitarias de Europa, ha desatado un debate en la opinión pública turca sobre los riesgos de ese tipo de intervención, que forma parte de la oferta del turismo sanitario del país.
Mientras que el Centro Europeo para el Control de Enfermedades (ECDC) elevó este martes a 67 los casos de botulismo iatrogénico notificados, la prensa turca habla ya, aunque sin confirmación oficial, de 250 afectados.
«La intoxicación de 250 personas que querían adelgazar en Estambul y Esmirna con bótox en el estómago ha abierto un debate», afirma el diario Hürriyet en su portada de hoy.
El rotativo dice haber podido confirmar que ese método con bótox se usa en hospitales públicos y privados de Turquía a pesar de que la agencia estadounidense de medicamentos advierte de riesgo de ictus, parada respiratoria y crisis cardíaca.
La polémica turca sobre las terapias de adelgazamiento con inyecciones de toxina botulínica en el estómago para ralentizar la digestión comenzó después de que se anunciara la apertura de una investigación para esclarecer las razones de un aumento inusual de pacientes que enfermaron tras el tratamiento.
Las autoridades investigan a dos clínicas de cirugía estética que habrían utilizado inyecciones de toxina botulínica en el estómago para ralentizar la digestión en tratamientos contra la obesidad.
El sábado pasado, el ministro de Sanidad, Fahrettin Koca, informó de que las autoridades han suspendido la actividad de las unidades afectadas en el hospital Bati Anadolu Central de Esmirna y en el Gisbir, distrito estambulí de Tuzla, incautándose de las sustancias empleadas.
En un comunicado publicado en Twitter, Koca precisó que una investigación del Consejo de Fármacos Turco (TITCK) ha mostrado que esas sustancias se habían importado de forma legal, pero que no estaban indicadas para terapias de bótox en el estómago.
El mismo organismo difundió ya el viernes pasado una alerta para bloquear la venta de un determinado lote de bótox mientras durase la investigación del producto.
El Bati Anadolu ha publicado un comunicado en el que rechaza toda implicación y asegura que únicamente llevaba a cabo endoscopias, pero no intervenciones contra la obesidad.
Contactados por EFE, responsables del hospital Gisbir se negaron a hacer declaraciones, remitiéndose a un comunicado que prevén publicar próximamente en las redes sociales.
En la web Sikayetvar (Tengo quejas), que recoge denuncias anónimas, media docena de mujeres han afirmado en la última semana que han enfermado tras someterse a finales de febrero a una terapia de adelgazamiento con bótox en el Gisbir.
Este hospital ofrece paquetes de viaje a Estambul para intervenciones como rinoplastia, implantes de pelo, vaginoplastia y otras operaciones estéticas.
Al igual que el Bati Anadolu, el Gisbir figura en la lista oficial del Ministerio de Sanidad de entidades aprobadas para operar en el sector del turismo sanitario.
Según NTV, algunas clínicas legales intentan proveerse de bótox en el mercado negro para poder hacer más operaciones que las permitidas por el Gobierno, que impone un número límite.
Pero usar lotes de esta toxina que no hayan estado escrupulosamente sometidos a la cadena de frío puede traer graves y hasta letales complicaciones, agrega la emisora.
El ECDC insistió hoy en que los ciudadanos del espacio europeo deben evitar acudir a tratamientos de operaciones de adelgazamiento en Turquía porque existe un «riesgo significativo de desarrollar botulismo».
De los 67 casos notificados hasta ahora al centro europeo, 12 se registraron en Alemania, 1 en Austria, otro en Suiza y 53 en Turquía. EFE