Linda Guamán, la reconocida científica cuencana, cuenta ya 837 días de una pesadilla que ninguna persona debería pasar: El suplicio de defenderse por ser víctima del fuego cruzado de acusaciones en medio de una pugna política irracional. Su función, profundamente técnica, fue interpretada de la forma menos técnica posible para poder ser instrumento de una narrativa conveniente a los intereses de ciertos sectores políticos. Así es como se lee este proceso en el que la Fiscalía llevó a la ciencia a juicio.
Las primeras alertas llegaron desde la comunidad científica publicada en la Revista Science y representantes sociales y académicos quienes ya advertíamos que el caso de Linda tenía una desmedida carga política por parte de la acusación. Prueba de ello fue la participación de un perito contable para sacar conclusiones sobre biología molecular. Así es, inaudito. Sin embargo, luego de tres años, la misma perito ha reconocido su desconocimiento técnico y, además, no mencionó que existiera perjuicio para el Estado en las acusaciones que se le hacen a la científica. Adicional a ello, en vista del cuidado que el procedimiento en materia penal exige, testimonios que formaban parte de la base del caso de Fiscalía fueron desestimados.
Los abogados de Linda Guamán afirman que la acusación siempre estuvo confundida entre kits de detección molecular y equipos de diagnóstico. El análisis se realizó sobre kits comprados en Cuenca para nada relacionados con el caso de Quito. En resumen, no hubo base para la acusación y, sin embargo, la carga política de este caso, convertido en instrumento de venganza y discurso de odio, termina involucrando a la ciencia en subjetividades narrativas dignas de una novela de ficción, con la finalidad de propagar mitos en redes para así confundir a la sociedad.
En todo este proceso Linda mantuvo su inocencia con dignidad y determinación. Con el apoyo de sus colegas y amigos que nunca dudamos que eran condiciones externas y manipuladas las que empañaban el proceso, pero nunca la integridad de Linda. A ella le hemos pedido fuerza, ahora sólo le pedimos paciencia. Que esta pesadilla de la #CienciaEnJuicio pronto termine. (O)