Palestina, tierra sagrada
Jesús vino a inaugurar en esta tierra un espíritu nuevo, con el poder de minar los cimientos de toda injusticia y riqueza material construidas sobre las osamentas de los pobres, vino para demoler la hipocresía y falsedad. Vino para hacer un templo del corazón del hombre, de su alma un altar y de su espíritu un sacerdote; misión cumplida a través de la predica de su evangelio, llevada a cabo a lo largo y ancho de Palestina, TIERRA SAGRADA, hoy anegada de sangre, lágrimas y dolor.
Una guerra que tiene vitalidad para largo es la de Israel contra Palestina y la franja de Gaza; el primer ministro Israelí Benjamín Netanyahu dijo que: “los palestinos, deben sufrir golpes muy duros, ya que, si no sienten que fueron vencidos, no podemos volver a la negociación”. Con esta política, continuará la violencia y el genocidio israelita.
Los palestinos de la Franja de Gaza y Cisjordania, viven con impotencia y rabia en el corazón, por la destrucción de sus viviendas, 15.000 niños han sido quemados vivos por los bombardeos casi diarios del ejército israelí, aun así, siguen esforzándose por vivir una vida aparentemente normal, están acostumbrándose a convivir con la muerte cotidiana.
Benjamín Netanyahu la paz no nace por decreto o generación espontánea, se los edifica día a día, sobre la verdad y la justicia que son sus bases sólidas. El amor ciego de su propia existencia, y la de su pueblo, que en una época de la historia de la humanidad conoció la esclavitud, así como el temor a los que le presionan, lo obligan a privar al pueblo palestino de sus derechos. Sepa usted que la protección y el respeto al derecho del otro es la más bella y la más noble de las acciones humanas, así lo entendieron los líderes que liberaron al pueblo judío de la esclavitud de los egipcios, para llevarlos a la tierra prometida.
Veo difícil que la paz llegue pronto a Palestina y a la Franja de Gaza, mientras los hijos de la infelicidad se ponen como esclavos en los campos, a fin de alimentar a los fuertes y llenar los estómagos de los tiranos. El pueblo palestino ante los ojos del mundo no clama clemencia, pues ésta, está destinada al criminal culpable. Un inocente solo tiene necesidad de justicia.
En Oriente Medio existen dos pueblos en conflicto, el uno con su poderío económico, político y militar; decide, ordena y se hace obedecer, pero vive en el umbral de la muerte, el otro permanece silencioso, y espera el advenimiento de la justicia.
El Palestina tierra sagrada se escuchan los gritos de dolor de los oprimidos, como canto de sus corazones, con voz pura del cielo dirigida a Dios, piden alivio para su PESADA CRUZ. (O)