Para la comunicación es fundamental la credibilidad. Escucho con frecuencia en los medios internacionales este mensaje: “nuestra obligación como periodistas es ser veraces, no neutrales”. Por otra parte los diecisiete accionistas del conocido diario New York Times, firmaron su respaldo a los demócratas para las elecciones presidenciales norteamericanas en noviembre entrante. Al explicarlo la cadena televisiva CNN, aclaró que no necesariamente incidirá en la línea informativa y editorial del tabloide.
¿Pueden compaginarse estos factores con la credibilidad, independencia, objetividad que debe tener la comunicación? ¿Existe acaso una sola realidad para ser veraz e imparcial a la vez? ¿Hay como desligar el contenido periodístico de la inclinación o pensamiento de quienes están al frente?.
He aquí reflexiones ineludibles entre quienes hacemos opinión pública, para recuperar la confianza ciudadana tan cuestionada fáctica y judicialmente por el anterior gobierno. El actual se propuso revertir la tendencia, sin convencer a muchos que se expresaron en octubre pasado, tratando de tomarse diario El Comercio, incendiar Teleamazonas, retener y agredir periodistas, direccionar las noticias.
Es que cada cual tiene su punto de vista; la clave periodística entonces radica en la responsabilidad ulterior, mediante rigurosas fuentes y una cuidadosa expresión oral o escrita.
Para cualquier elección las encuestas constituyen importantes referencias informativas. Confío en ellas aunque deben recuperar la credibilidad, bastante venida a menos por varios desaciertos voluntarios o direccionados. Las últimas publicadas por Perfiles de Opinión dan inesperado repunte en aceptación popular, a los dirigentes indígenas Leonidas Iza (31 %) y Jaime Vargas (29 %), superando a los tradicionales Nebot, Lasso y correísmo. (O)