Grandes dificultades para la investigación científica

Científicos enfrentan obstáculos en su trabajo. Trámites complejos, autorizaciones demoradas, aranceles, costosos insumos, falta de fondos.

En la actualidad hay unas 2.000 mujeres científicas en el país. Nunca antes hubo tantos profesionales con títulos de maestría y doctorado, “es una generación distinta, pero conseguir el fruto de sus conocimientos y que se vuelva algo tangible depende de si se dispone de recursos y facilidades para que la generación mejor preparada pueda hacer un cambio”, sentencia Linda Guamán Bautista, investigadora y docente universitaria.

El financiamiento público y privado es indispensable para ejecutar los proyectos de investigación, siempre costosos, pero a más del talento humano y los fondos se requiere de un sistema laboral distinto.

Hay profesionales con nivel PhD para que dan clase en las universidades, con 20 o 30 horas semanales y solo de modo subsidiario trabajan en investigación.

Para eso no era necesario preparar un profesional de ese nivel. Hay exbecarios de la Secretaría Educación Superior (Senesyt) que no consiguen empleo y están hasta haciendo traducciones, porque si no trabajan deben devolver la beca.

Otro inconveniente que enfrentan los investigadores es el costo de los materiales, insumos y equipos que requieren los laboratorios de investigación, a lo que suma elevados y complejos trámites burocráticos para desaduanizar materiales o equipos llegados del extranjero.

Los materiales de laboratorio son más costosos aquí que en Estados Unidos. Si a un investigador le contratan para un año pero los reactivos químicos tardan ocho meses en llegar, se fracasará. El costo será más alto.

Pero hay más. Si se quiere trabajar en investigación médica, hay reglamentos que lo dificultan, por ejemplo, de parte de los ministerios de Salud, Ambiente o la Senescyt (a veces no está claro quien tiene la responsabilidad): puede pasar “años” para que permitan tomar muestras de agua de un río, de una planta o de un paciente para un estudio.

Así pues, no solo es si “te dan tiempo, te dan dinero y las cosas llegan rápido” pues, ni aun así, no puedes hacer investigación, aun cuando las hagas para el propio Estado.

Nos jactamos de tener la mayor biodiversidad pero qué hacemos con eso. Podemos tener en el Amazonas curas para un montón de cosas pero no las podemos explorar. Aquí es mucho más caro que hacerlo en Colombia o Perú. Tenemos el ambiente propicio para que esas cosas no se hagan bien”, dice.

Ciertamente en la Biotecnología hay avances que sorprenden. Los procedimientos para modificación genética de organismos vivos con gran precisión se pueden hacer en días y aquí mismo.

Uno de los retos de los científicos es comunicar, de manera clara y sencilla, el propósito y beneficio de sus proyectos, ser más cercanos con su comunidad, aplicar en la práctica normas como el Código Ingenios y no descuidar el financiamiento de investigación básica. (AVB)-(I)

Los transgénicos

El mejor ejemplo de un contraproducente proteccionismo es, opina Guamán, haber declarado al país, por principio constitucional, libre de semillas o cultivos transgénicos, (organismo vivo al que se coloca información genética de otro organismo). Pero esto impide solucionar problemas.

Hoy mismo, las plantaciones de banano están afectadas por el hongo “fusarium”. Si alguien desarrollara genéticamente un banano resistente al hongo, no lo podría traer al país.

La investigación en esta línea podría ser el futuro para la agricultura: plantas que resistan las sequías, inundaciones, pesticidas. “No existe evidencia científica de que ingredientes transgénicos produzcan cáncer. La misma insulina médica es un transgénico”, señala. (AVB)-(I)

Perfil

Bachiller por el colegio Herlinda Toral; ingeniera en alimentos por la Universidad del Azuay; maestría en Microbiología por la universidad San Francisco de Quito; doctorado (Phd) por la universidad de Sao Paulo, Brasil; investigadora visitante en la universidad Washington, en St. Louis, Estados Unidos. Ha recibido reconocimientos de la Asamblea Nacional; elegida “Embajadora” por la Corporación Ecuatoriana para el Desarrollo de la Investigación Académica; una de las 100 líderes en internacionales en Biotecnología; Mujer del Año en Ciencia (por la revista Hogar).

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