En múltiples soportes, sobre lienzo, sobre madera, sobre papel, Roberto Bravo pinta. De todos sus trabajos, llama la atención su pintura sobre piel vacuna, por encima del pelaje.
No es, sin embargo, cualquier piel, sino una piel con un tratamiento y curtido especial que la vuelve muy fina y apropiada para trabajar sobre ella. El artista plasma entonces su creación, que se puede traducir en un paisaje o diversas figuras.
Motivos indigenistas y campestres son parte de la temática de Bravo, con un estilo identitario: la montaña, los cultivos, el páramo, el ganado y, frecuentemente, los caballos.
El caballo surge con frecuencia en la galería taller del artista, situada junto al Museo de las Conceptas: caballos en distintos ambientes, briosos, nobles, poderosos; pintados o esculpidos.
A más de la pintura, el artista trabaja la escultura en algunos materiales, ahora con resinas, que usa inclusive para elaborar apliques decorativos.
También con la línea de arte religioso, los retratos, los murales, el paisajismo, la restauración de esculturas y pinturas en frescos, en las paredes, la decoración de sombreros son parte del trabajo de Bravo.
Una obra relacionada, de carácter pacifista, es un cuadro en el que soldados de todos los tempos reverencian a Jesucristo: un militar cruzado, un griego, un árabe, un vikingo.
Formado en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Cuenca, antecesora de la Facultad, tiene 33 años en el oficio, ya sea como obra propia o como servicio. En sus obras predomina el estilo figurativo, sin excluir el abstracto. (AVB)-(I)