¿Se imaginan si al final de sus días pudieran decir que vivieron felices?
La enfermera australiana, Bronnie Ware, experta en cuidados paliativos para enfermos terminales, compiló en su libro titulado: “De qué te arrepentirás antes de morir”, los remordimientos que tiene la gente antes de dejar este plano. La recopilación de confesiones francas y honestas de personas en sus lechos de muerte sobre lo que hubiesen querido hacer o no, le ayudaron a transformar su vida y la de otros. Sus pacientes eran personas desahuciadas que esperaban la muerte de un momento a otro. Esto le permitió ser su confidente durante las últimas semanas de sus vidas.
Antes de empezar su libro hizo una lista de los arrepentimientos más comunes. El principal que expresa mucha gente moribunda es: “Ojalá hubiera tenido el coraje de hacer lo que quería hacer y no lo que los demás esperaban que hiciera”. Le siguen: “Ojalá no hubiera trabajado tanto; me perdí de tantas cosas en la vida” y “Ojalá hubiese tenido la valentía de decir que no me gustaban algunas cosas y de expresar lo que realmente sentía por ciertas personas”. También era muy común arrepentirse de no haber vuelto a tener contacto con viejos amigos. Al final de la vida la importancia que tienen las amistades es primordial, pues a menudo la familia del enfermo terminal está viviendo un duelo anticipado. Otro remordimiento que expresaban en su lecho de muerte era que hubieran deseado ser más felices.
En general, los lamentos de los moribundos fueron por cosas que no hicieron. Todo lo que hacemos en la vida nos lega una experiencia. Por eso es más común arrepentirse de algo que no se ha hecho. Deberíamos adquirir la costumbre de perdonarnos y no ser tan duros con nosotros mismos por no haber hecho algo en el pasado, y si todavía es posible, poner manos a la obra.
Lo que busca este libro es ayudar a que la gente actúe hoy y no postergue las cosas para un mañana que tal vez no llegue. Las confesiones que transcribió la autora le ayudaron a realizar cambios sustanciales luego de comprender que la vida sucede hoy y que hoy es el momento de vivirla. Si bien es cierto que cada uno nace con el destino trazado, todos compartimos uno en común: la muerte. Y como no podemos eludirla, es mejor que solucionemos lo que hemos dejado pendiente por desidia, cobardía o falta de tiempo. Sería muy triste que, antes de morir, nuestras últimas palabras sean: “ojalá lo hubiera hecho”…(O)