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Tres antiguas campanas regresan tras 4 décadas

Debían instalarse en las torres que no se construyeron de la Catedral de la Inmaculada. Estaban en Santa Elena y ahora se las exponen.

Pesan más de cinco toneladas. Necesitaron de una grúa para movilizarlas. Llegaron a Cuenca. Fueron restauradas. Todo esto se hizo para que tres campanas de origen alemán, se convierten en un “tesoro religioso” de la ciudad.

La iglesia local asegura que estas eran las campanas de bronce que, en el año de 1978, se iban a colocar en la Catedral de la Inmaculada. Pero, la infraestructura no soportaba más peso. Las obras para construir las torres se pararon y quedaron allí para preservar lo emplazado.

Campanas regresan a Guayaquil

Regresaron en el año de 1983 a la Arquidiócesis de Guayaquil que las entrega a la comunidad Misionera de Santa María del Fiat. Sus religiosos las custodiaron en la Casa de Convivencias de Olón, en la provincia de Santa Elena. 

Tuvieron que pasar más de cuatro décadas para que la Arquidiócesis de Cuenca solicite que se devuelvan las campanas por su valor histórico. Ocupan desde el pasado mes de septiembre un lugar privilegiado en el museo que funciona en la iglesia del Sagrario conocida también como la “Catedral Vieja”.

Requirieron más de 10 personas  para bajar las campanas de la grúa, empujarlas y ubicarlas en este sitio del corazón del Centro Histórico. Acoplaron una área cercana a la puerta principal del templo con un sistema de iluminación especial para mirarlas majestuosas y brillantes.

Características de las campanas

Mientras se escucha música gregoriana se ve que la campana más antigua, porque data del año de 1662, mide 117 centímetros (cm) y pesa 1,3 toneladas. Lleva el nombre “O María” y con una frase en alemán que dice “Gib uns friedem” que significa “Danos la paz”.

Una pareja de jóvenes que llegaron al museo se detienen por unos segundos para observar las otras dos campanas. Estas son más grandes que la primera con tamaños similares a de un niño de 10 o 12 años y una persona adulta.

La una campana, del año de 1815, mide 128 cm, pesa 2,0 toneladas, y se llama San Sebastián con la frase “Treu wie dui” que significa “Fiel como tú”. Mientras que, la otra, del año de 1824, mide 160 cm, pesa 2,8 toneladas y con el nombre San Martín más la frase “Schutze uns” que significa “Protégenos”.

Pasaron cuatro décadas

Natali Vásquez, quien se desempeña como la coordinadora del departamento de Turismo de la Curia, explica que esta costumbre de poner nombres a los campanarios también la tienen iglesias de la ciudad como el templo de Santo Domingo porque así se las bautiza, las diferencian una de otro, y se hacen especiales.

La campana pequeña se ubica entre los bienes más antiguos de este museo religioso. Solo, la superan, dos pinturas que datan de los años de 1573 y 1600  y los propios cimientos de la “Catedral Vieja” que se retoman a esa misma época. -(I)

Muestra permanente en el museo

La exposición de las tres campanas en el museo de la “Catedral Vieja” será de forma permanente. Inclusive, la Arquidiócesis de Cuenca tiene un plan especial para la limpieza y cuidado por ser obras de arte y bienes patrimoniales.

Las personas que deseen conocer el campanario pueden acudir los siete días de la semana, pero en diferentes horarios. De lunes a viernes de 09:00 a 13:00 y de 14:00 a 18:00; sábados de 09:30 a 12:30 y de 14:00 a 17:00; y los domingos de 09:00 a 14:00.

En lo que respecta a la limpieza y cuidado de las campanas, Natali Vásquez, coordinadora del departamento de Turismo de la Curia, dijo que con el magíster Juan José Pérez, quien se encargó de su restauración, se realizará el proceso correspondiente cada cierto tiempo (no se especificó fecha) para que se mantengan en buen estado. (I)

DETALLES

70 metros (m) de altura debía tener la Catedral de la Inmaculada para colocar las campanas. Sin embargo, no se pudo seguir con la obra, y, quedó la infraestructura en 50 m.

El magister Juan José Pérez estuvo a cargo de la restauración del campanario que se trajo de Olón. Las labores se efectuaron en el Seminario de Monay bajo las reservas del caso.

Según la Curia, las inscripciones en alemán que están grabadas en las campanas podrían tener unos 300 años y pertenecer algún templo destruido en la II Guerra Mundial.

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