
Un nuevo revés acaba de acopiar el CNE que preside Shiram D. Atamaint Wampustar y su corte de deshonor, guantazo que también reciben los candidatos y asesores de éste y aquél. Han decepcionado aún más los aspirantes con faces flemática y convulsiva, comparativamente. Con una moderadora que leía preguntas preestablecidas, sin carisma para un debate y simplemente acogiéndose a las órdenes del organismo de marras.
No han entendido ni los unos ni los otros, ni siquiera sus asesores lo que significa un debate y cuáles son sus objetivos. El debate tiene por objeto poner en discusión, ante el público, a dos expertos, en este caso a los finalistas a ocupar el solio presidencial, para que presenten sus propias tesis sobre temas conocidos y de interés del interlocutor y que defienden a brazo partido. Como sus ideologías e ideas son opuestas, cada uno aboga por lo y combate la de su oponente en la forma en la que mejor puede hacerlo.
Los organizadores del insípido encuentro de la noche del primer día de octubre, al menos debían conocer el famoso debate de 1960 entre el demócrata John F. Kennedy y el republicano Richard Nixon, a quién le costó el puesto de vicepresidente por la contundencia, la serenidad y el lenguaje no verbal con que manejó el primero. Esto hizo decir a Allen Pietrobon que “fue el primer momento de nuestra historia en el que vimos que la televisión puede transformar a un candidato político en una celebridad, y cambió todo el contorno de nuestra política”
En 1984 se imitó con los finalistas Rodrigo Borja C. y León Febres Cordero R., verdaderos líderes políticos, los últimos de vanguardia. El moderador fue el intelectual Alejandro Carrión, a quién se lo decía incendiario de juventud y bombero de adultez. Aún recuerdo ese enfrentamiento, porque seguíamos con pasión la línea socialdemócrata. Penosamente el socialcristiano manejó mejor el continente más que el contenido y dio al traste con nuestras aspiraciones.
El pírrico debate entre Danielito y Luisita dejó más incertidumbres que certezas, más desencantos que ilusiones, y si alguien ganó fue el voto nulo. Antes nosotros mismo estábamos por esa opción; ahora escuchando a una que dijo hará retornar a 2000 médicos a trabajar y con ello tener otra vez cubanos y venezolanos para que curen y alecciones, mientras cientos de médicos ecuatorianos seguirán en la desocupación, entonces el voto amerita profunda reflexión. (O)