
El cambio climático es un gigante que requiere un enfoque colectivo y acciones ambiciosas. Sin embargo, abordar esta crisis monumental no significa que las metas deban ser inalcanzables o utópicas. Inspirados por la noción de que los cambios graduales y constantes pueden conducir a resultados notables con el tiempo, a lo que James Clear denomina cambio incremental en su libro Hábitos Atómicos (2018), y en las estrategias realistas propuestas por expertos como Katharine Hayhoe, o las planteadas en el Almanaque del Carbono www.thecarbonalmanac.org
podemos trazar un camino viable hacia un futuro más sostenible.
Si bien el objetivo de revertir por completo el calentamiento global puede parecer colosal, cada acción individual cuenta. Adoptar prácticas realistas y sostenibles en nuestra vida diaria puede marcar la diferencia. Reducir el consumo de carne, optar por medios de transporte más ecológicos y apoyar la energía renovable son pasos realistas que todos podemos dar.
El enfoque incremental propuesto por James Clear nos anima a hacer pequeños cambios constantes que, con el tiempo, se convierten en grandes logros. Comenzar con metas tangibles, como reducir el desperdicio de plástico o apoyar iniciativas locales de conservación, puede generar un impacto significativo a largo plazo.
Que este llamado a la acción se centre en soluciones adaptativas que se ajusten a las capacidades y realidades al alcance de cada uno de nosotros. Construir un futuro sostenible no se trata solamente de grandes acuerdos internacionales, sino también de cambios graduales y realistas en nuestro estilo de vida. Cada gesto cuenta, y juntos podemos construir un movimiento de cambio hacia un planeta más saludable mientras aún estamos a tiempo. (O)
@ceciliaugalde