Para los pueblos originarios la palabra es el espíritu mismo de la persona y, por tanto, le refleja. Para ellos, es de suma importancia cuidar la palabra porque es la vibración más profunda de nuestro ser, porque eres tú mismo; así también era sustancial estar atento a la información que tomas de ellas cuando las escuchas para encarnarlas en tu vida y hacerlas tuyas y, por tanto, cultivar el sentido común era parte vital de su existencia. Sin embargo, en esta decadencia de la humanidad el cuidado y respeto a la palabra parece práctica extinta en esta postmoderna y egocéntrica sociedad como se evidencia en gobernantes como Lenín Moreno y sus frecuentes desatinos, como las últimas que se convierten en un terrible ejemplo para verificar la declaración de la ministra Romo que señala a la violencia contra la mujer como una pandemia en Ecuador. Las disculpas no sirven, es necesario reconocer la grave situación de violencia en un país donde el año pasado hubo más asesinatos por violencia interpersonal que por violencia criminal y establecer políticas públicas de salud mental consensuadas con la sociedad civil. (O)
CMV
Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.
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