El peor daño…

Mario Jaramillo Paredes

OPINIÓN|

Uno de los peores daños de los últimos quince años es el que hicieron a muchos jóvenes, ofreciéndoles en campaña “hacer la revolución” y, luego del triunfo, convirtiéndoles en acaudalados burgueses, de la noche a la mañana. A otros les endulzaron con puestos burocráticos jamás soñados y con sueldos dorados. Transformaron a algunos, de jóvenes idealistas en – como decía alguien- socios de ese grupo que sostiene que lo bailado y lo robado no les quita nadie.

El daño es tan grande que, a propósito de jóvenes que en los últimos días han hecho noticia por las fortunas amasadas de la noche a la mañana a través de la política y la corrupción, mucha gente se pregunta si vale la pena estudiar, prepararse y trabajar fuerte, o entrar en política y con unos cuantos cargos o contratos forrarse de billetes.

Conozco a miles de jóvenes- en realidad son la inmensa mayoría- que han optado por la línea correcta de estudiar unos y trabajar otros, en forma denodada y responsable. No cayeron en la tentación tan del mundo moderno de hacer dinero rápido y fácil. Optaron por recorrer el camino más difícil pero decente de realizarse a través de actitudes honestas.

 No tienen acceso a avionetas privadas para festejar el cumpleaños de la pareja o el parejo de turno, ni disponen de departamentos en el “imperio”. Son millones de jóvenes que viven -la mayoría de ellos-apretados económicamente y otros con holgura, pero decentemente. No sucumbieron a la tentación de hacer política para enriquecerse. La mayoría son gente inteligente y pudieron caer en la tentación de ser “pilas y triunfadores” a través de hacerse tramposos. Pero optaron por honrar su nombre, el de sus antepasados y el de sus hijos. Caminan con la frente alta y mirando de frente. Mientras los otros fugaron o están escondidos. (O)