Construir una buena sociedad

Viviana Bernal Estrada

Andamos dispersos, aturdidos e incluso hasta sin rumbo. Miramos, oímos, pero nos mantenemos impávidos frente a lo que bien sabemos que podría descontrolarse. Actividades informales que invaden el espacio público pero que demandan vida detrás de dichos escenarios; y está bien, todos y todas tenemos derecho a “ganarnos el pan con el sudor de la frente” pero lo óptimo sería hacerlo en el marco de un orden público, del respeto de ida y vuelta y con las condiciones de higiene y seguridad que la ciudadanía se merece.

La nueva dinámica acelerada de esta ciudad hace que de a poco perdamos lo que siempre nos ha caracterizado y diferenciado de otras, nuestra ciudad no es solo un destino transitorio, ya es un territorio comprometido para acoger a varios y a distintos; y, entre lo uno y lo otro, una competencia multi dimensional que agravia varios derechos.

La nueva cultura del grito “en la oreja”, el estruendoso ruido de los parlantes en la vereda pública, las bocinas incesantes de los conductores impacientes, a decir unas pocas conductas nada más, quebranta sin duda el atributo de esta ciudad; y ya cansados de reclamar, la indiferencia gana lugar. El progreso de las sociedades es un tema de todos y todas, siempre estaremos a tiempo para actuar en corresponsabilidad. (O)