Resiliencia: mindfulness y empatía

Tito Astudillo Sarmiento

Entre el control de las emociones, la motivación y la capacidad de generar entusiasmo, del coeficiente intelectual a la inteligencia emocional; la nueva normalidad demanda un nuevo modelo de liderazgo que vincule el desarrollo de las capacidades emocionales individuales para alcanzar nuevos funcionamientos y habilidades de trabajo en equipos.

En este contexto, el desarrollo de las capacidades emocionales individuales pasa por la claridad en la definición de objetivos, la confianza sobre uno mismo y, el poder para influir positivamente y leer los sentimientos ajenos; es decir, la práctica constante y sostenida del mindfulness y la empatía como foco de una nueva resiliencia individual y colectiva para enfrentar una nueva normalidad, caracterizada por el cambio turbulento y constante.

Practicar el mindfulness, expresión anglosajona de la vos Pali, lengua originaria de la zona budista de Nepal, Sati que significa prestar atención de manera consciente a la experiencia del momento presente con interés, curiosidad y aceptación (Moñivas, Garcia-Diex, & Garcia-De-Silva, 2012); es una herramienta útil para el desarrollo de objetivos sólidos, basados en valores universales que generen seguridad y confianza.

La empatía como proceso holístico que parte de la esfera cognitiva: equivalente a la capacidad de entender la perspectiva de nuestro interlocutor; avanzando hacia la esfera emocional: que escucha los gestos y expresiones que rodean el mensaje; y, finalmente la conexión empática: entender la necesidad de nuestro interlocutor.

La resiliencia en tanto capacidad adaptativa de supervivencia nos convoca a practicar y desarrollar mindfulness y empatía, hábitos y habilidades para consolidar una nueva sociedad que adapte y se adapte a un mundo en tránsito a un nuevo equilibrio global. (O)