Lasso y las protestas

Marco Salamea Córdova

ANÁLISIS POLÍTICO

El miércoles 11 de agosto se concentraron las primeras protestas de reclamo al Gobierno de Guillermo Lasso; las mismas que, protagonizadas por diversos grupos sociales organizados, han tenido diversas motivaciones

En primer lugar, el continuar con la elevación mensual del precio de los combustibles iniciada por el Gobierno de Moreno, sin que hasta el momento se haya concretado un subsidio focalizado para los mismos, está generando un creciente malestar en sectores sociales que se ven afectados porque deben destinar cada vez más recursos para adquirir el combustible, o porque sienten que el incremento de este ha llevado a una paulatina subida de los precios de otros productos.

En el segundo lugar, hay sectores como los productores arroceros y bananeros que reclaman porque el Presidente no habría cumplido su oferta electoral de elevar el precio de sustentación de esos productos, o sectores como el magisterio que protesta porque no se habría cumplido la promesa de poner en vigencia las reformas a la LOEI.

Si bien el Presidente Lasso ha hablado del “país del encuentro” y del diálogo con todos los sectores sociales; empero, frente al anuncio de las protestas su discurso repitió frases como las de Moreno, en el sentido de que no derogará el decreto que permite subir el precio de los combustibles o de que las protestas buscan la “desestabilización”; o como la frase de Correa, de que los que protestan deben “ganar las elecciones” si quieren que se acojan sus demandas.

Las marchas y protestas pacíficas no son sólo un derecho humano, sino un derecho consubstancial a un régimen democrático, amén de que en el caso de Ecuador la Constitución habla incluso del “derecho a la resistencia”. En todos los países y en distintos regímenes (incluso en los dictatoriales) hay reclamos y protestas de la gente, cuando esta siente que sus Gobiernos afectan a sus derechos o a sus condiciones de vida.

El cambio prometido por Lasso debería conllevar a que su relación con las organizaciones populares sea diferente a la mantenida por los Gobiernos a los que él critica; esto es, procesar los conflictos sociales a través del diálogo y los acuerdos, y con un trato igual al que se da a las organizaciones empresariales con las que se reúne periódicamente. (O)