¡No botemos el voto!

Hugo Lucero Luzuriaga

Este domingo 5 de febrero el pueblo ecuatoriano acudirá a las urnas para elegir a las autoridades regionales, a los miembros del CPCCS y al referéndum planteado por el gobierno de Lasso, votaciones en combo que traerán no pocas dificultades, en todo caso, lo importante es cumplir con un derecho ciudadano. Es frecuente escuchar que no pocos ciudadanos votan solo para obtener un simple papel que podría requerirse para cualquier trámite, actitud de quemeimportismo para el futuro de los pueblos, empero, es la consecuencia de malas administraciones producto de malas elecciones.

En este contexto y centrándonos solo en las elecciones para gobiernos seccionales creemos que: es hora de revisar planes y programas, de sopesar experiencias, conocimientos y porque no decirlo una historia de vida transparente; es el espacio para no dejarnos impresionar por ofrecimientos incumplibles, por los contenidos de las lonas, por regalos de gorras o camisetas y peor dejarse convencer por lindas caras, besos volados o abrazos apretados.

Confiemos nuestro voto a personas preparadas para la gestión pública, a gente que realmente tenga afán de servicio. Tener en cuenta que muchos después de ganar las elecciones ya no se acuerdan de los antes queridos y abusados compatriotas, recordemos que “algunitos” después de triunfar se convierten en sordos, ciegos y mudos para las mayorías, insistiendo que no solo con buena voluntad se gobierna siendo necesario conocer el campo de las acciones.

Demos el voto confiando que no nos defraudarán, ya sea: incumpliendo los ofrecimientos, justificando que no conocían del presupuesto, imputando a autoridades anteriores o al gobierno central, dimitiendo su bandera política para formar nuevas agrupaciones en función de intereses personales o de grupo, y lo que es más grave, renunciando al cargo para lanzarse de candidato a nuevas elecciones aduciendo que son más importantes para su codicioso ego.

Parece que estamos curándonos de las frustraciones y el conformismo, por ello insistimos que: ¡NO BOTEMOS EL VOTO! (O)