¡Regale un dolarito!

Santiago León

Híjole, la crisis económica aprieta a todos los sectores y en la política tampoco hay excepciones. Pues los líderes del partido revolucionario andan pidiendo a los militantes que hagan una “vaquita”, porque no les alcanza la guita. Vean hasta dónde han llegado. Antes, costeaban las campañas sin problemas. Es que hubo épocas de vacas gordas. Pero pensándolo bien, no será que la plata, con la que financiaban sus campañas, salía de negocios chuecos. Tanto que escuchamos de lavado y narco, ya nos pone a dudar.

A ver. Es que los verdeflex no la están pasando tan bien que digamos. Van dos elecciones presidenciales en las que se quedan con los churos hechos. La gente no quiere que regresen al poder. Salvo en los gobiernos locales, que arrasaron con todo. Pero no por sus pepas candidatos, si no que la población ya se cansó, por ejemplo, del “modelo exitoso”.

Bueno, regresemos a las finanzas. La mala suerte del progresismo no es solo por el lado político. Se han chocado con las fuertes billeteras de sus opositores, quienes han desarrollado campañas más bacanas que les han permitido llegar al poder, en medio de las lágrimas correístas. Por eso, suplican públicamente a sus bases que colaboren con una pequeña vacunita. Ya que solo con los corazones ardientes, no les alcanza para pagar las planillas de los servicios básicos. ¡La caja chica está vacía!

Pero hablemos la plena. Toda organización política necesita billete para que pueda funcionar. Usted sabe que hay que comprar los sánduches, las colas, llenar con gente los buses para las manifestaciones. También hay que pagar a los troles, a las chicas de la tecnocumbia y el güarito para que se les afloje la lengua a los dirigentes políticos. ¿Se da cuenta? Las facturas de fin de mes son bien cariñosas.

Ahora, estas formas de financiamiento tienen unos nombres rimbombantes. Se las conoce como crowdfunding. Si no cacha, le explico de manera sencillita. Básicamente, es pasar el sombrero para que los simpatizantes del partido se caigan con las guitas, para inyectar liquidez a la causa política. Hay unos que ponen más que otros. Pero ya sabe, el favor se devuelve con un puestito público o de pronto con un contrato con el Estado. Si es con sobreprecio, mucho mejor. Recuerde que buscan recuperar la “inversión” lo antes posible. (O)