¡Mea culpa!

Hugo Lucero Luzuriaga

Iniciamos reconociendo nuestros errores, haciéndonos un ¡mea culpa”, porque también hemos cometido desafueros que siguen causando en el Ecuador y el mundo más muertes y discapacidades. El problema es preocupante por la presencia de un elevado porcentaje de ciudadanos que conducen utilizando el celular, lo que certifica las estadísticas del INEC, que el 48.4% de siniestros de tránsito tienen como causa la imprudencia del conductor y dentro de esta el uso del celular. 

Debemos recalcar que el problema no se soluciona con un teléfono de “manos libres” porque, a pesar de todo, se disminuye la capacidad de concentración, no se mantiene una velocidad constante, se altera la distancia de un vehículo a otro y lo más grave, el tiempo de reacción se incrementa entre medio y dos segundos, adicionando que el campo visual y auditivo disminuyen considerablemente al estarse atentos a un celular. Estudiosos del tema demuestran que la peligrosidad por el uso del celular conduciendo “puede llegar a ser equiparable a la conducción con exceso de alcohol”.

Nuevas investigaciones anotan que, tras minuto y medio de hablar por celular, incluso con manos libres, el conductor no percibe el 40 % de las señales, la velocidad baja, el ritmo cardíaco se acelera bruscamente y la reacción es tardía. Una arbitrariedad causante de pérdida de vidas e incremento de discapacidades, sin menospreciar problemas económicos, psicológicos y sociales.

Creemos que el compromiso es personal, Lo prudente es apagar el celular cuando se conduce o estacionarse adecuadamente para contestar alguna llamada de emergencia. Lamentablemente, los humanos somos los únicos animales que tropezamos 2 y más veces en la misma piedra, en función de ello, tratemos de no molestarnos con los que nos llaman la atención por el desafuero y toca, como se dice, comenzar a ser responsables en la conducción de un vehículo para no ser causantes de siniestros y tener que predicar el mea culpa. Es la hora del ¡YA BASTA! de ser sordos, ciegos y hasta mudos ante tantas muertes y desgracias en las calles y carreteras del Ecuador. (O)