En el cuarto piso del Centro de Entrenamiento para el Alto Rendimiento de Totoracocha se encuentra el Centro de Investigación Médico Deportológica, dirigido por Marco Chango.
El cargo de Coordinador Nacional de Medicina en el Alto Rendimiento no le ha alejado de los tatamis, pues actualmente continúa entrenando taekwondo.
Acostumbrado a vestir de blanco, bien sea con el kimono o su largo mandil, Chango confiesa que nació y morirá en el deporte. “Todavía practico taekwondo, deporte que es mi vida y mi pasión. Soy cinta negra y espero ascender en dos años a séptimo dan”.
Incluso, su gimnasio “MW Chango”, fundado en diciembre de 1984, aún se encuentra al servicio de la ciudadanía. “Seguimos formando a grandes campeones internacionales. Nuestro primer local estuvo ubicado en las calles Benigno Malo y Rafael María Arízaga, ahora estamos en el sector de la Feria Libre”.
Chango, quien fue 15 años entrenador de la selección nacional de taekwondo y formó parte del equipo multidisciplinario del marchista Jefferson Pérez cuando consiguió la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Beijing, cuenta que su profesión implica mucha responsabilidad, incluso mucho más responsabilidad que cuando llegó a ser presidente de la Federación Deportiva del Azuay.
“Ecuador se puede considerar todavía un país subdesarrollado en muchos aspectos. En el deporte estamos queriendo salir del subdesarrollo porque ahora hay un gran apoyo para el alto rendimiento, pero son muy pocas las oportunidades que tenemos para acertar, por lo tanto no pasan de cinco atletas que podríamos pensar alcanzarían medallas en los Juegos Olímpicos. Nosotros estamos a cargo de su salud y rendimiento, por lo tanto la responsabilidad es bastante grande”.
Marco inició en las artes marciales practicando judo y karate con el profesor Luis Carpio. También hizo kung fu con Michael Barrera, de la Academia Dragón.
Posteriormente entrenó taekwondo junto a Hermel Aguirre y Alfonso Jiménez, profesores del Círculo Negro y luego pasó al Club Gimnasio Korea, con Francisco Cisneros. “No tuve muchos resultados a nivel internacional porque en ese tiempo no había tantos eventos; la fama de Marco Chango más bien se hizo en las calles, porque me crié en el barrio El Vado, mi madre todavía vende ropa en el Mercado 10 de Agosto, a pesar que es dueña de de un negocio…Entre lo más destacado está la medalla de bronce sudamericana en Brasil 1992, sin embargo, mis mayores logros fueron como entrenador nacional”.
Escribirá otra novela
Chango, quien ha sumado mucha experiencia en las federaciones ecuatorianas por deporte, en especial con atletismo, llegando a ser médico de los marchistas, también se dedica a la literatura. Escribió la novela “Zhamán, el tesoro escondido de Atahualpa”, en el 2015.
Su segundo libro de “Medicina deportiva y entrenamiento en fondo y semifondo”, en el cual cuenta las experiencias que vivió con Jefferson Pérez, está por salir. Su publicación se ha demorado por la parte económica.
Este año también presentará su segunda novela titulada “Macho Alfa” que “trata un tema muy álgido como el machismo que se da en Latinoamérica”.
José Mosquera Baca
Twitter: @jmosquera1982