¿Dónde estás…?

Cuando era chico, una persona hablando sola solía verse con preocupación pues, a todas luces, algo no andaba bien en el área de la cordura. Sin embargo, esto cambiaría un 4 de abril de 1983, cuando Motorola lanzaría al mercado el primer teléfono celular. Un ladrillo intratable cuyos bisnietos (más livianos y funcionales) cuatro décadas después, siguen haciendo lo que hacen mejor: atentar contra la privacidad y banalizar la conversación, reduciéndola a dos preguntas compulsivas: “¿Que estás haciendo?” y “¿Dónde estás?”.
Interrogantes que, lejos de contribuir a la calidad de la comunicación resultan siempre aprehensivas. La primera porque tiene una respuesta tautológica e ineludible. “¿Qué estás haciendo?”. Pues estoy hablando por teléfono. Contigo. Y la segunda porque, aunque venga hecha con el candor de una madre, siempre será una pregunta policial. Además, debo confesar que desconfío de la gente que siempre quiere saber dónde están los demás. Y la verdad es que no me place pasarme el día contándoles a los demás donde estoy. Y no tanto porque me encuentre dedicado a actividades inconfesables (no todo el tiempo al menos), sino por el simple gusto de ejercer mi derecho a la privacidad.
Será por esto que estos pequeños dispositivos y yo nunca hicimos amistad. Cómo podría alguien llevarse bien con estos sombríos artefactos que nos acompañan a donde vamos y nos aguardan en la mesa de noche desde que, no contentos con su pérfida naturaleza, algún enajenado los equipó con potentes relojes despertadores. Y sin embargo, no será allí donde se manifiesta realmente su tiranía, sino en la descortesía suprema con la que se deja de prestar atención al interlocutor (el de carne y hueso que tengo parado al frente), para abstraerse en una serie de digitaciones de roedor con las que se busca responder un mensaje o, peor aún, ese dedo levantado displicentemente que manda a callar al contertulio para contestar una llamada entrante. Una llamada que, casi seguridad, comenzará por la pregunta: ¿Dónde estás…? (O)

CMV

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.

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