El 2020 que iniciamos es un año preelectoral, ya que en el próximo terminan su período, tanto el presidente del Ecuador como el rector de la Universidad de Cuenca; quienes – esperamos- no se presentarán a una potencial reelección, por sus propias y respectivas responsabilidades.
A partir de 1964, Gabriel Cevallos, Gustavo Vega y Fabián Carrasco – a su hora-, no buscaron la reelección ni fueron, por lo tanto, reelectos. Gerardo Cordero y León, a quien la dictadura de VELASCO IBARRA frustró su período rectoral (1968-1970) volvió en 1973 a ser elegido, culminando su gestión en 1977.
Los móviles para no terciar a un segundo período de mandato democrático, pueden ser varios; como ocurrió con CEVALLOS GARCÍA, cuando la base electoral que reunió a docentes de derecha e izquierda, se deshizo apenas a un mes de su gobierno, al producirse la célebre polémica con su jefe de campaña: el doctor HUGO ORDÓNEZ ESPINOSA; haciendo a priori inviable un nuevo período rectoral.
El caso de VEGA y de CARRASCO fueron distintos, cuando el primero aceptó representar al presidente Noboa como embajador en México, a cinco meses de concluir su rectorado (1995-2000); el segundo, ya había sido por dos períodos consecutivos vicerrector, más el quinquenio como rector, le disuadieron con prudencia de no buscar la reelección rectoral.
Que el presidente LENIN MORENO volverá a su vida privada en el 2021, nadie lo discute. Ojalá el rector de la Universidad de Cuenca tuviere la misma sabiduría, antes que arriesgarse a un colapso electoral.
El nuevo rector -o rectora-, que todos esperamos, tendrá que enfrentarse con una espesa burocracia, mientras que LA VENTANILLA DEL IESS con una capacitada empleada, fue clausurada durante EL VANEGUISMO que termina. (O)