¡Y vaya que parece una ciudad de rocas! Hay encañonados que podrían ser anchas avenidas, senderos intercomunicados por donde recorrer; arbustos, pajonales y plantas nativas como la quínoa y la chuquiragua; en el oriente, un extenso potrero que sirve como colchón de agua y por el occidente un tupido bosque de pinos.
Carachula, que significaría Chola Bonita, está a 3.600 metros sobre el nivel del mar, con temperaturas que bordean los 3 grados, a 40 kilómetros de Santa Isabel aproximadamente, lo que tomaría una hora y media de recorrido en vehículo, que llega al mismo sitio. Previamente pasa la parroquia Cañaribamba y el centro parroquial de Shaglli.
Otro trayecto se desvía en Cañaribamba, para ir por Huasipamba hasta coronar el cerro Bolarrumi. Allí se aparca el vehículo y se continúa a pie o en acémila. El recorrido tarda una hora.
La leyenda cuenta que los viernes santos, a medianoche doblan las campanas. Y por ello se dice que es una ciudad encantada.
Pero lo ciertos es, y eso se puede divisar en algunos casos sin mayor esfuerzo, que existen ciertas figuras antropomórficas en las rocas como una botella, un cóndor, un águila, un dinosaurio, una iglesia, y eso es precisamente es lo que llama la atención.
Carachula, quizás, es uno de los paisajes naturales más importantes de Santa Isabel, cuyo atractivo es único. Quienes les gusta la aventura, es el sitio propicio donde se puede hacer camping y practicar deportes extremos como escalada, parapente, ciclismo de montaña. Hasta canopy se puede practicar haciendo las adecuaciones respectivas.
Pero no solo eso. También es posible hacer pesca deportiva en las lagunas aledañas como la Charonhuasi y en los riachuelos que circundan el sector; practicar cabalgata en los alrededores del complejo geológico o desplazarse desde allí hasta la represa Tasqui, más hacia el norte, o regresar hacia el sur hasta Huasipamba para llegar hasta la piedra movedora, otro atractivo natural.
Los habitantes del sector saben del potencial turístico de este complejo rocoso, por ello se organizaron en el Comité de Turismo para adecuar el lugar con cabañas, senderos con su respectiva señalización, cancha deportiva para indor y ecuavolley.
Además, servir de guías turísticos para quienes van de excursión, ofreciendo la mejor gastronomía del lugar que incluye mellocos, ocas, queso ahumado, trucha, cuy con papas, caldo de gallina criolla.
Las autoridades parroquiales y cantonales vienen trabajando en el empoderamiento del lugar como área comunal, la protección del páramo y el cuidado de las vertientes hídricas.
Elías Peñaloza, presidente del GAD parroquial de Shaglli comenta que se está socializando un proyecto de ordenanza a fin de lograr la conservación de este paisaje natural como un patrimonio de todos.
“Lo que se busca es que Carachula esté integrado a un gran proyecto turístico de la parroquia, donde además se destaca el agua mineral en el sector de Bellavista, las cuevas en el sector Minas, la laguna de Mesarrumi en Puculcay”, añade.
En tal sentido, se debe trabajar en la concreción de un amplio corredor turístico que incluya a los cantones Cuenca, Girón, San Fernando, Santa Isabel, Oña, Nabón y Saraguro en la provincia de Loja. Todos estos territorios tienen una gran riqueza natural, arqueológica, gastronómica, cultural y artesanal que ofrecer a los turistas.
Por citar algunos casos: Girón tiene la Casa de los Tratados y el Chorro; San Fernando la Laguna de Busa y el cerro San Pablo, Santa Isabel el primaveral Valle de Yunguilla, la piedra movedora, Carachula; Pucará las ruinas arqueológicas con el baño del inca en Huasipamba Mirador; Saraguro tiene toda la manifestación artística, cultural y artesanal de la etnia de los Saraguro; Oña cuenta con el complejo arqueológico del Cubilán que data de 10 mil años antes de Cristo, las chorreras de los ríos Negro y Rodeo; Nabón promociona las ruinas arqueológicas del Dumapara y las artesanías elaboradas a base del tallo del trigo. Son solo referencias puntuales.
En ese contexto, el complejo geológico Carachula, más que simples rocas en la montaña, es una suerte de extensión del macizo del Cajas, un lugar maravilloso que puede ser fuente de inspiración para la más diversa creación artística y poética, amén que nos permite salir del mundanal ruido y la contaminación que existe en las ciudades. (F).
Texto y fotos Juan Guillermo Guanga Ramón