Las presentaciones de las creaciones de alta costura, las más sofisticadas y creativas del universo de la moda, arrancan este lunes en París en una edición marcada por la despedida anunciada del diseñador Jean-Paul Gaultier.
El creador, que ya había abandonado las pasarelas de prêt-à-porter en 2014 para centrar su negocio en la alta costura y la belleza, dio a conocer el viernes que el desfile del próximo miércoles será el último que haga.
«Te voy a dar una exclusiva, va a ser mi último desfile de alta costura. No te lo puedes perder pero te garantizo que Gaultier París continuará, la alta costura continuará, tengo un nuevo concepto. Ya te hablaré de eso más adelante», dijo en un vídeo que transmitió en redes.
Sin saber en qué consiste ese nuevo concepto, la industria parisina se apresta a despedirle en un gran evento que tendrá lugar en el Teatro de Châtelet seguido de una fiesta.
Gaultier comenzó como aprendiz de Pierre Cardin en los años 70 y en 1976 fundó su propia firma con la que se ganó el sobrenombre de «enfant terrible» de la moda francesa en los 80 gracias a sus mediáticas apariciones, sus corsés y sujetadores cónicos lucidos por celebridades como la cantante Madonna.
Él fue el primero en mezclar en su ropa géneros y sexos y en volcar sobre la pasarela lo que veía en las discotecas y los barrios más populares.
A sus 67 años, el diseñador parece dispuesto a seguir con su marca pero cada vez más incómodo con el cuadriculado calendario de la moda y sus presentaciones bianuales.
No todas las casas de moda pueden presumir de la prestigiosa etiqueta de la alta costura, que otorga únicamente la Federación de la Alta Costura y la Moda cuando se cumplen ciertos requisitos.
Entre ellos tener un «atelier» en París con un mínimo de 20 trabajadores, realizar las prendas a mano y a medida y crear dos colecciones anuales.
Pero además el sector se autolimita con otros frenos coyunturales como los limitados beneficios que otorgan estas creaciones: el producto va dirigido a tan solo unas 800 personas en todo el mundo, lo que ha llevado a numerosas marcas desde los años 80 a abandonar la alta costura y centrarse en el prêt-à-proter.
Pese a las diferencias entre estas categorías, la sucesión de desfiles a lo largo del año ha acabado por lograr que el prêt-à-porter y la alta costura se confundan de cara al gran público.
Schiaparelli, Dior, Maison Rabih Kayrouz, Giambattista Valli, Chanel, Alexis Mabille, Stéphane Rolland, Julien Fournié, Alexandre Vauthier, Givenchy, Maison Margiela, Franck Sorbier, Bouchra Jarrar y Jean Paul Gaultier son hoy día los 14 miembros oficiales que participan en este calendario.
A ellos se suman los miembros invitados, categoría que crece entre marcas jóvenes y extranjeras y que ha ayudado a dinamizar una pasarela cada vez más atestada, con Ralph & Russo, Antonio Grimaldi, Azzaro Couture, Georges Hobeika, Iris Van Herpen, Ulyana Sergeenko, Ronald Van Der Kemp, Zuhair Murad, Julie de Libran, Guo Pei, Aganovich, Aelis, Rahul Mishra, Xuan e Imane Ayissi.
Por último los extranjeros, que trabajan fuera de la capital francesa pero se les permite desfilar en París, donde destacan Elie Saab, Valentino, Giorgio Armani Privé y Viktor & Rolf.
Entre las novedades de esta edición, donde se presentan las colecciones primavera-otoño 2020, la llegada de la francesa Julie de Libran, que dirigió la «maison» Sonia Rykiel desde 2014 hasta junio de 2019 y se lanza ahora con una marca que lleva su nombre.
Se estrenan también el indio Rahul Mishra, que hasta ahora desfilaba en prêt-à-porter, y el camerunés Imane Ayissi, el primer creador subsahariano que presenta en la alta costura y que hará su debut el jueves.
Además, la diseñadora francesa Bouchra Jarrar, que sustituyó a Alber Elbaz al frente de Lanvin entre 2016 y 2017, regresa a la pasarela parisina con su propia marca, cuya colección se verá en pasarela el miércoles.
La pausa que dará la industria a la presentación de nuevas tendencias será breve: el 6 de febrero arrancan en Nueva York los desfiles de prêt-à-porter para el otoño-invierno 2020, y seguirán en Londres y Milán hasta volver a París a finales de febrero. EFE