Hugo ‘Chugo’ Abril: «En mi época no teníamos entrenadores ni había campos deportivos»

Hugo Abril fue un destacado deportista de baloncesto y ecuavoley en la década de los 50. XCA

Los pasillos son los preferidos de Hugo Abril. Ese género musical predomina en los discos de vinilo que forman parte de su amplio museo personal denominado “Por los caminos del recuerdo”. Comprende dos cuartos.

El de la derecha devela su vida espiritual. El de la izquierda -con trofeos, medallas, fotos, diplomas, instrumentos musicales, discos, películas-, remueve un sinnúmero de recuerdos y reconocimientos de su vida deportiva y profesional.

A sus 82 años, son sus lugares más preciados. Todas las mañanas, antes de cualquier actividad, frecuenta la primera habitación que, de entrada, impacta con un gran mural de la Santísima Trinidad.

Sobre un estante sobresalen decenas de imágenes religiosas producto de sus incontables viajes por el mundo. También hay decenas de mini artesanías decoradas y pintadas por su esposa Judith Piedra Jaramillo, que dejó de acompañarle hace dos años. Ese apego a la religión nació de niño en las aulas de La Salle y del Borja.

Vivir con salud, en paz y en compañía de sus hijos (Francisco, Patricio, Hugo, Elena y Catalina), es lo que más agradece a Dios a diario antes de ir a los balnearios de Baños (tres veces a la semana), pasear por diferentes cantones, ir al cine o asistir a los partidos de baloncesto de sus nietos.

Siempre tuvo afinidad con el deporte más allá de su título de Doctor en Jurisprudencia y Abogado de los Tribunales de Justicia. En su época destacó en baloncesto y ecuavoley. Fue vicecampeón nacional de ecuavoley en Latacunga 1957. Ese mismo año fue elegido el Mejor Jugador por Liga de Cuenca en los Juegos Olímpicos Universitarios (parecidos a los actuales Juegos Nacionales).

“En mi época no teníamos entrenadores ni había campos deportivos. Los mejores escenarios eran: la cancha adoquinada del Febres Cordero; la del colegio Borja donde ahora es el patio del Seminario San Luis; y la del Manuel J. Calle, frente al Tribunal Electoral. Se jugaba con canchas llenas de gente como en el Mundialito de los Pobres”.

Esas experiencias impulsaron a que en calidad de presidente de la Federación Deportiva del Azuay (1976-1984) termine e inaugure el Coliseo Mayor y la Piscina Olímpica (27 de julio de 1984). También fue docente durante algunos años. Se retiró del Magisterio en 2012 tras fundar y dejar establecido el Instituto Sudamericano.

Entre sus reconocimientos destacan el Premio Hermano Miguel otorgado por el Municipio de Cuenca y el Premio Vicente Rocafuerte que le entregó el Congreso Nacional. (BST)-(D)

¿Por qué Chugo?

“Era un niño de primer grado y estaba en la escuela de los hermanos cristianos. El profesor me hizo pasar a la pizarra y me pidió que escriba mi nombre. Había puesto Ugo. El maestro me dijo: te falta algo. Los compañeros, desde las bancas, me decían: pon la hache (H), pon la che (CH). Yo puse la che (CH) y desde allí me conocen más como Chugo”.