De nuevo regresé a la laguna de Culebrillas en el Cañar y tuve la oportunidad de conversar sobre sus míticas leyendas. Los moradores del lugar sostienen que es una “cocha” sagrada. Los cerros que la rodean llegan hasta los 4.300 metros de altura, éstos son: Tolte, Yanahurco, al norte Cruzpungo y Paredones al sur, Quilloloma al este y al oeste la planicie de Labrashcarrumi. Se dice que de ésta emergió una gigante culebra que se deslizó zigzagueando, luego se encantó y formó el arroyo de salida del agua, que hoy tiene forma de serpiente.
El cuento más conocido es sobre Espíndola, el hijo de una serpiente con una descendiente cañari, se cuenta que un día una mujer que lavaba en la laguna fue raptada por la serpiente y procreó un hijo al que llamaron Espíndola. El marido y su familia la buscaron y descubrieron que la serpiente la tenía cautiva, hasta que un día las comunidades se agruparon para darle cacería y lograron liberarla, pero la culebra, junto a su hijo, escapó.
Espíndola, de espíritu perverso, mataba a la gente que llegaba a la laguna, hasta que la policía lo cazó a él y a la culebra; desde entonces se dice que la laguna es brava, que se enoja fácilmente, que su páramo es gélido, por esto cuando se llega allí hay que pedir permiso a la laguna y mostrarle respeto para que ella no se enoje. Al margen del dicho popular, Culebrillas es un lugar muy frío y de vientos fuertes, donde se puede llegar pasando por la población del Cañar y luego ascendiendo hasta lo más alto de la cordillera. Su paisaje es encantador, hay abundante pesca y turistas nacionales y extranjeros que la visitan. (O)