Plácemes

Amigo mío, estamos de plácemes. ¡Al fin el malhadado puente peatonal que cruzaba la autopista en las cercanías de Nulti, se vino al suelo, gracias a la maniobra de un camión que, obvio, no calculó la ínfima altura que tenía dicha estructura! Con un estruendo, propio del colapso de un dinosaurio, su esqueleto quedó cruzado en mitad de la vía, en tanto un despliegue inusitado de ambulancias, bomberos, policías, enfermeros e ingenieros llegaron en estampida a contemplar
con sus propios ojos, esa crónica de un derrumbe anunciado. ¡Gracias al cielo, igualmente, no hubo víctimas, porque otro hubiera sido el cantar si eso sucedía! Digo que estamos de plácemes, mi amable lector, porque esa es la única forma cómo se solucionan las cosas en este noble Ecuador. Con paciencia, digna de mejores causas, las autoridades hacen oídos sordos a las súplicas y reclamos de la ciudadanía hasta que sucede la desgracia. ¿Vio cómo arreglaron en una noche la catástrofe? ¡Y es que cuando se asustan, les resulta muy fácil solucionar todo en pocas horas! ¡si hasta parecía que estábamos en el primer mundo! En esos casos no entra la corrupción de la demora, ni de las leguleyadas que acostumbran. En fin mi amable lector, por lo menos en este caso, la estupidez humana jugó su papel y nos libró de ese puente asesino, emblema de la mediocridad y la corrupción imperantes. (O)

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