El Fondo Monetario Internacional (FMI) recortó este miércoles de manera drástica las previsiones económicas de Chile al 0,9 % para este año por las «tensiones sociales», a la vez que advirtió sobre el «estancamiento» económico regional lastrado por la crisis en Argentina y el frenazo en México.
Los datos macroeconómicos agregados ahondan en esta visión pesimista, ya que el PIB real per cápita de la región ha disminuido un 0,6 % por año en promedio durante el período 2014-2019, en marcado contraste con el aumento medio anual de 2 % durante el periodo 2000-2013 de auge de las materias primas.
«Si bien las causas de las tensiones sociales varían de un país a otro, estas en general reflejan una insatisfacción con ciertos aspectos de los sistemas económicos y políticos», aseguró Alejandro Werner, director del Hemisferio Occidental del FMI en la actualización de las previsiones regionales, en rueda de prensa.
En concreto, Werner explicó que los países de la región que han experimentado tensiones sociales, como Bolivia, Colombia, Chile y Ecuador, han visto «afectada» la actividad económica.
El caso más evidente es el de Chile, que vive en los últimos tres meses la crisis social más importante desde el retorno a la democracia en 1990, y que sufre el mayor recorte de previsiones para este año del organismo, de 2,1 puntos porcentuales menos que lo previsto en octubre, hasta un 0,9 %; y de 0,5 puntos para 2021, hasta el 2,7 %.
Werner subrayó que las perspectivas chilenas «están sujetas a la incertidumbre provocada por las tensiones sociales y las respuestas de política económica ante las demandas sociales».
Los efectos negativos de la protestas en Colombia han sido más leves, y el FMI proyecta que el crecimiento sea del 3,5 %, una décima menos de lo esperado en octubre, «gracias al continuo apoyo monetario, la migración proveniente de Venezuela, las remesas, las obras civiles y el aumento de la inversión a raíz de modificaciones recientes de la política tributaria».
La crisis política en Bolivia también hará mella en la actividad económica, y se rebajarán las proyecciones, aunque el Fondo no dio cifras al respecto.
Por su parte, Argentina, donde acaba de asumir el nuevo gobierno de Alberto Fernández y que enfrenta una complicada reestructuración de su deuda, el FMI espera que se suavice al contracción desde el 3,1 % del pasado al año al 1,3 % en 2020, mismas proyecciones que tres meses atrás.
Caso aparte es el de Venezuela, donde el PIB real se ha contraído un 65 por ciento, debido al descenso de la producción de petróleo, la hiperinflación, el colapso de los servicios públicos y el desplome del poder adquisitivo y donde incluso la crisis parece haber perdido ímpetu.
«Es muy difícil pensar que un país pueda seguir cayendo a tasas anuales del 35 %. Los modelos tienden a apuntar hacia la estabilización, pero no a la recuperación», aseguró Werner.
Más brillantes son las perspectivas en América Central y la República Dominicana, donde se proyecta que el crecimiento repunte del 3,2 % en 2019 a un 3,9 % en 2020, «gracias al inicio de operaciones en una importante mina de cobre en Panamá y a políticas monetarias acomodaticias en Costa Rica y la República Dominicana».
Werner agregó que espera que «Guatemala continúe beneficiándose del impulso fiscal y los planes de reforma económica del nuevo gobierno» y que «El Salvador ya está cosechando los frutos del programa en pro del crecimiento instaurado por el gobierno que asumió funciones en junio».
El Fondo presentó hace una semana las previsiones actualizadas para el conjunto de la región: con un 0,1 % estimado al cierre de 2019, un 1,6 % para 2020 y 2,3 % para 2021. EFE