Josué Durán H., con un reciente perfil inaugurado en el escenario de la crítica literaria, recurre a Montaigne para reflexionar e incursionar en el mundo del pensamiento, a través del ensayo que, llevó a este nobel escritor, a hacerse acreedor al Premio Aurelio Espinosa Pólit, 2019, con el texto que da nombre a este comentario.
El libro -sometido a consideración del público- es variado, disperso en su temática, aborda distintos asuntos desde el poder ilimitado de expresión de su autor. Rescata obras y personajes en torno a las cuales presenta sus disquisiciones y sus premisas para el análisis. De pronto, alude al Tlön o al Zahir de Borges o a la imagen del “flaneur” francés o a las figuras de Valdivia con sus ilimitadas expresiones o a los rasgos hiperbólicos e ignominiosos de la narrativa de “Mandíbula” o “Pelea de Gallos”, o a la de Roberto Bolaño o, a puertas adentro, a la evocación del universo de sus muertos de familia.
Asume identidades diversas, a través del mundo contempla algo tan maravilloso e inherente al ser humano, como es la observación y el detalle. ¡Apenas, hay algo más grandioso que la contemplación! Ello confirma el espíritu de la enorme sensibilidad de Josué Durán. Entonces, surge el “abandono de la experiencia”, el silencio de la literatura como punto de partida de todo aprendizaje, de cualquier ejercicio humano. (O)