Las afecciones ambientales en el ecosistema cuencano son varias: la minería impulsada por el propio Gobierno, el crecimiento de la frontera agrícola y la actuación de la población. Ante ello, hay una necesidad urgente de blindar, sobre todo, las zonas frágiles, como las fuentes hídricas que rodean al cantón.
Una de las maneras de cuidar es la declaración del territorio como área protegida, y en el caso de Cuenca, la empresa Etapa ha elegido esa opción para declarar alrededor de 19.000 hectáreas como tales que están distribuidas en Mazán y Gallocantana.
La necesidad de proteger se compartió ayer, cuando biólogos de Etapa recordaron el Día Mundial de los Humedales que se celebra cada 02 de febrero en el mundo.
La búsqueda de la declaración empezó hace dos años con la limitación de las zonas a proteger, la revisión de las escrituras de los terrenos que desde la década del 80, Etapa ha venido adquiriendo, y con la socialización del proyecto con la población.
José Cáceres, biólogo y administrador de las áreas protegidas de Etapa, explicó que el objetivo es contar con una ordenanza que declare a Mazán y Gallocantana como zonas protegidas por el Municipio de Cuenca, y con ello obtener recursos para cuidar la vida y el agua que hay en esos lugares.
Al proyecto se han unido la organización internacional Naturaleza y Cultura, la Comisión de Gestión Ambiental (CGA) y Elecaustro. También el Ministerio del Ambiente ha hecho un acompañamiento a los pasos que se están cumpliendo para que el cantón Cuenca cuente con nuevas áreas protegidas.
Silvio Cabrera, responsable de la unidad patrimonial del Ministerio del Ambiente, explicó que si se declara como áreas protegidas a través de una ordenanza, ellos llevarán a cabo los procesos necesarios para que esas zonas formen parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas.
Además de la declaración, Etapa diseña un sistema cantonal de áreas protegidas, con la finalidad de crear biocorredores que permitan la conectividad entre ellas.
“Hay que pensar que los ecosistemas no conocen límites políticos, y el parque (Cajas) tiene un límite político. Nosotros pensamos en la conservación del ecosistema que no puede ser fragmentado ni aislado”, dijo Cáceres a diario El Mercurio.
Proteger el Machángara
Por parte del Ministerio del Ambiente ha surgido la idea de identificar y establecer zonas en la cuenca del Machángara para declararlas como áreas protegidas. En el lugar ya hay un bosque protector: Machángara-Tomebamba, sin embargo, ello todavía permite que se realizan actividades de producción.
EL objetivo, según Silvio Cabrera, es elevar el bosque a una categoría que lo blinde. Para ello, ya ha habido reuniones con la población cercana al lugar. Se espera que el proyecto sea aceptado, y con ello proteger una zona que dota de agua a Cuenca en un 60%. (AWM)-(I)