El partido que jugó Pablo Calle fue el último con su escuela Federico Proaño, pues ayer viajó a Guayaquil para vincularse a las divisiones menores del Barcelona Sporting Club.
Por tal motivo, el joven futbolista, de 12 años, después del compromiso se fundió en un abrazo con Juan Pablo Bravo, director técnico de dicho plantel educativo que no pierde la esperanza de tenerlo en los partidos finales del Interescolar de Fútbol, organizado por Federación Deportiva Estudiantil del Azuay.
“Dios quiera que después de algunos años te veamos debutando en primera”, manifestaba el adiestrador a su pupilo ante la atenta mirada de Andrés Calle, padre del jugador.
El progenitor compartió que “dando gracias a Dios mi hijo nació con este don de jugar. Estamos contentos por un lado, pero tristes por otro porque nos toca dejar todo en Cuenca para emprender este nuevo reto e iniciar prácticamente una nueva vida en Guayaquil”.
Asimismo contó que Pablo firmó un contrato por intermedio de su representante Francisco Machuca. “A mi hijo se le presentó una linda oportunidad que muchos desearían tenerla, así que siempre le digo: aprovéchala”.
Sus metas
Pablo Calle sueña en grande, una de sus metas a largo plazo es defender los colores del Real Madrid. “Estoy muy agradecido con Dios por la oportunidad que me está dando. También agradecido con mi familia y mi profesor que me están ayudando a cumplir mi anhelo de jugar profesionalmente”, sostiene con mucha confianza.
Todo inició a los cuatro años. En este tiempo ha sumado varias anécdotas, entre ellas el origen de su “mote”.
En su dorsal lleva el número 7 (como su ídolo Cristiano Ronaldo, aunque también admira a Lionel Messi) y las letras PC (Pablo Calle). De ahí nace su sobrenombre de “Peseta”.
Pablo, quien estudiará en Guayaquil en el colegio American School, juega como volante 10, pero también se desenvuelve como extremo o delantero. “Mi aspiración es seguir entrenando para ser el mejor en Barcelona, pero primero tengo que ganarme un puesto”, concluye. (JMB) (D)
