Trump celebra el fin de su juicio político con un discurso crudo y vengativo

El presidente de EE.UU., Donald Trump, celebró este jueves por todo lo alto su absolución en el juicio político por sus presiones a Ucrania, con un discurso crudo y vengativo que no incluyó ningún tipo de autocrítica por sus actos y sí numerosos ataques a la «malvada» oposición demócrata.

Sin ningún texto preparado y rodeado de sus principales aliados republicanos en el Congreso, Trump pronunció una diatriba improvisada de más de una hora en la Casa Blanca, en la que repasó con resentimiento todas las investigaciones políticas que ha enfrentado desde que llegó al poder hace más de tres años.

«Esto es un día de celebración, porque hemos pasado por un infierno», dijo Trump.

SIN AUTOCRÍTICA

El discurso de Trump tras ser absuelto en el Senado, cuya mayoría republicana votó casi sin fisuras este miércoles para frenar su destitución, contrastó rotundamente con la reflexión pública que hizo el último presidente de EE.UU. que superó un juicio político antes que él, el demócrata Bill Clinton, en 1999.

Un día después de que el Senado votara para absolverle de los cargos de perjurio y obstrucción a la justicia por haber intentado ocultar su relación sexual con la becaria Monica Lewinsky, Clinton compareció ante la prensa para declararse «profundamente arrepentido» y pedir una «reconciliación nacional».

Nadie en Washington esperaba un discurso similar por parte de Trump, cuya portavoz, Stephanie Grisham, dijo antes del acto que «quizás» los demócratas deberían «pagar» por lo «horriblemente» que le han tratado.

Y Trump no solo no hizo ninguna autocrítica por sus presiones a Ucrania, sino que definió otra vez como «perfecta» su llamada telefónica de julio con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en la que le pidió que investigara a uno de sus posibles rivales electorales en 2020, el ex vicepresidente Joe Biden.

También insistió en su teoría, sobre la que no ha aportado pruebas, de que el hijo de Biden, Hunter, incurrió en «corrupción» cuando trabajó para una empresa gasística en Ucrania mientras su padre era vicepresidente de EE.UU.

«ABSOLUCIÓN TOTAL»

Igual que había hecho unas horas antes durante el desayuno de la oración bipartidista que se celebra anualmente en la capital estadounidense, el mandatario mostró triunfalmente a los asistentes la portada del diario Washington Post, con el titular «Trump absuelto».

«‘Impeachment’ (juicio político), esa es una palabra muy fea para mí. Me llevaron hasta las etapas finales del juicio político, pero nunca pensé que una palabra pudiera sonar tan bien: absolución total», clamó Trump.

«Tuve que pasar por un infierno injustamente, y no hice nada mal», se quejó.

Trump definió a la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, como una «persona horrible» y predijo que el actual líder de la minoría republicana en ese hemiciclo, Kevin McCarthy, le arrebatará el puesto tras las elecciones de noviembre próximo.

Además, arremetió contra el senador republicano Mitt Romney, el único de su partido que votó a favor de destituir a Trump por uno de los cargos políticos que afrontaba, el de abuso de poder.

«Esta ha sido una situación enormemente partidista (…). El único que votó (con los demócratas) fue un tipo que no puede soportar el hecho de que protagonizó una de las peores campañas en la historia», afirmó Trump en referencia a la candidatura presidencial de Romney en 2012.

UN REPASO POR LAS «CAZAS DE BRUJAS»

«La caza de brujas empezó desde el día que bajé de las escaleras (para lanzar mi campaña presidencial en 2015), y nunca terminó realmente», subrayó Trump al comenzar el acto.

«Han sido los filtradores (de información), los mentirosos y los policías sucios (los que han ido en mi contra), y esto nunca debe volver a pasarle a ningún otro presidente», agregó.

Trump mencionó a prácticamente todos sus enemigos políticos, y alegó que «si no hubiera despedido a James Comey», el director del FBI al que despidió de forma fulminante en mayo de 2017, «es posible» que él mismo «no estuviera ya aquí».

También sentenció que lo de Rusia fue «todo una puta mentira», en aparente alusión a la conclusión de las agencias de inteligencia estadounidenses de que Moscú interfirió en las elecciones de 2016 para ayudarle a ganar.

Solo se disculpó con su propia familia «porque tuvieron que soportar todo este asunto falso y podrido», tras lo cual su hija y asesora Ivanka Trump se acercó a darle un abrazo y su esposa Melania subió después al estrado a saludar.

El discurso reflejó la amarga polarización en Washington, que se ha agudizado con el juicio político y el preludio de la campaña electoral, y que tiene pocos visos de mejorar.

Pelosi tampoco cedió este jueves en sus críticas de Trump, al que acusó de haber convertido el discurso anual ante el Congreso que pronunció esta semana «en un programa de telerrealidad», y apuntó que llevará «por siempre la cicatriz» de haber sido imputado políticamente. EFE

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