Entre los muebles y los objetos que le dan a la Casa Museo María Astudillo un estilo antiguo, anclado al siglo XIX, el músico Jhonny Bravo encontró lo que él considera un pequeño tesoro: un baúl con aproximadamente 500 partituras musicales de épocas y géneros variados.
Las encontró mientras trabajaba un proyecto para activar este espacio con veladas culturales. Bravo estima que este baúl tiene 100 años de historia. Contiene obras de toda índole: música de cámara, piano a cuatro manos, piano y violín, en fin, una gran variedad.
“Aquí hay toda la música que se puede imaginar. No sabemos con exactitud por qué manos pasaron estas obras o de donde vinieron y eso queremos averiguar”, cuenta Bravo, quien trabaja con cuatro músicos más en las veladas artísticas y ahora en la investigación de las partituras.
El inventario y el estudio de las obras inició este mes, con el objetivo de tener información histórica y, además, interpretarlas en este espacio, que también tiene su historia.
El salón principal de esta casa, que perteneció a Florencia Astudillo y donde habitó María Astudillo, es otro de los tesoros de este lugar. Ahí se realizaban veladas musicales. “Llegaban los compositores destacados de la época, que eran invitados a interpretar sus obras mientras conversaban de política, de la vida de la ciudad, de diferentes cuestiones”, relata el músico.
“Aquí bailaba el Carlos Cueva Tamariz”, asegura Lucía Astudillo, una de las administradoras de este espacio, que hoy funciona como Casa-Museo. Según la investigación inicial, estas reuniones se remiten a un periodo comprendido entre 1870 y 1930. (JBA)-(I)