Hace algunos días leí un artículo anónimo de esos que circulan por las redes y me gustó mucho. Hablaba de una nueva concepción de lo que significa un verdadero o un “supremo lujo”, de como una naciente conciencia en hábitos y formas de vida empieza a dar otro sentido a estas palabras. El escrito plantea muchas formas de ver este nuevo lujo, esta diferente manera de apreciar la abundancia y riqueza; yo quiero centrarme en un solo aspecto que para mí constituye un lujo verdadero: tener tiempo.
¡No hay nada que dispare más mi ansiedad que la sensación de no tenerlo, y nada que me aliviane y relaje más, que tenerlo! siento que generalmente estamos tan apurados… yo diría que es uno de los verbos más conjugados: “tener que apurarse”, “apúrate por favor!”, “necesitamos apurarnos!”, además, claro, ¡ todas estas frases van en imperativo! vivimos apurados y apurando a todo el mundo: apuramos a nuestra pareja, apuramos a nuestros hijos, apuramos a nuestros padres, enloquecemos a nuestros trabajadores, y finalmente terminamos nuestros días agotados… las horas, los días, las semanas, los años, la vida pasa demasiado rápido, sin tiempo para ser degustada, disfrutada… y es que el deleite y el placer, siento, tienen que ver mucho con esta pausa y este tener tiempo.
Tiempo para estar, para tomarte un café, leer un buen libro, escuchar a un amigo, disfrutar de una copa de vino; tiempo para ver al otro sin apuro, sin apresurar las palabras de su boca; tiempo para estar con quienes amamos; tiempo para vernos con aquellos amigos de siempre, aquellos que nos nutren, que nos hacen reír, ¡que nos hacen bien!; tiempo para visitar a nuestros padres, ser cercanos a nuestros hermanos, estar disponibles para nuestra pareja y nuestros hijos, tiempo para sostener y acompañar a quien nos necesite.
Tiempo para entrar en contacto con nosotros mismos, tiempo de reflexión, de oración, de silencio, de escucha; tiempo para volver a ser parte del mundo natural: caminar en la montaña, bañarnos en un rio, sacarnos los zapatos, pisar la tierra, tocar la tierra, que nuestras manos se ensucien y nuestros pies también, llegar a la noche, alzar la mirada y ver las estrellas. (O)
Tiempo para complacernos y deleitarnos en todo lo que hacemos: en cada alimento que a nuestra boca llevamos, en cada sensación que llega a nuestra piel, en cada imagen que nuestros ojos ven, en los sonidos, los olores, los colores, ¡en esa infinita creación de la cual somos parte!
Tiempo para ser felices no exitosos, tiempo para ser livianos y fluidos, partes de… es ya tiempo de SER. (O)