Una huelga de policías ha obligado a cancelar las fiestas de carnaval en tres municipios del estado de Ceará (noreste de Brasil), donde ha tenido que intervenir el Ejército para apaciguar la tensión social.
Las localidades Paracurú, Milagres y Canindé anunciaron que las fiestas carnavalescas, previstas para comenzar, fueron canceladas por la falta de condiciones para garantizar la seguridad pública.
Otras tres ciudades, Aracatí, Sao Benedito e Ipú, contrataron personal privado de seguridad para acompañar los desfiles y comparsas callejeras durante los cinco días del Carnaval.
«En virtud de los últimos hechos relacionados con la seguridad pública, donde fue deflagrado un movimiento de huelga por parte de la Policía Militarizada y aumentaron las acciones criminales contra el patrimonio público y privado, el municipio decidió cancelar el evento carnavalesco», informó el ayuntamiento de Milagres, de unos 27.000 habitantes.
En el mismo sentido y por iguales razones, el Municipio de Paracurú, una turística localidad del litoral de unos 30.000 habitantes, lamentó la «difícil decisión» para cancelar las actividades.
La Secretaría de Seguridad Pública de Ceará, por su parte, confirmó la realización de los festejos en Fortaleza, la capital regional.
La secretaría regional informó que entre el miércoles y el jueves, ya sin los policías militarizados en las calles, se registraron 29 homicidios, una cifra superior en tres veces a las del resto de días del año. En enero, según datos de la entidad, se registraron 261 muertes violentas, para un promedio diario de 8,4.
Ceará, un estado de 9 millones de habitantes del tamaño de Grecia, vive en los últimos días una crisis de orden público que alcanzó su punto álgido el miércoles, cuando el senador laborista Cid Gomes recibió dos disparos en el pecho al intentar entrar en un cuartel de policías amotinados con una excavadora en la ciudad de Sobral, aunque se encuentra «estable» y su vida no corre peligro.
Las protestas en Ceará comenzaron la tarde del martes, cuando personas encapuchadas y enmascaradas -supuestamente agentes que piden reivindicaciones salariales y mejores condiciones de trabajo-, entraron en cuarteles de diferentes ciudades del estado y pincharon las ruedas de los coches oficiales.
Los policías militarizados, que en Brasil tienen estatus militar, tienen prohibido constitucionalmente hacer huelga, una decisión que fue ratificada en 2017 por el Tribunal Supremo, la máxima corte del país.
EJÉRCITO EN LAS CALLES
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, autorizó el uso de las Fuerzas Armadas para garantizar la seguridad en ese estado y sumarse a la Fuerza Nacional de Seguridad, un grupo élite de la Policía que también se desplazó desde otras regiones.
Los militares, que comenzaron este viernes a patrullar las calles de Fortaleza y otros municipios, permanecerán inicialmente hasta el próximo día 28 en diversos puntos de Ceará.
Brasil vivió un episodio parecido en 2017, cuando los policías militarizados del estado de Espírito Santo (sudeste) estuvieron en huelga durante 21 días igualmente para demandar mejores condiciones labores y un aumento salarial y la paralización disparó los índices de criminalidad que terminaron con 150 personas muertas. EFE