El Presidente de la República Lenín Moreno, destacó a su retorno de su viaje a los Estados Unidos, los logros que supuestamente habría alcanzado en la gira, en la cual se entrevistó con el Presidente estadounidense Donald Trump. Este relievó las excelentes relaciones que mantiene nuestro país con los EE.UU., y aparentemente hay una buena disposición de la Administración Norteamericana para suscribir un acuerdo que exonere de aranceles a varios productos ecuatorianos, que actualmente año tras año deben recibir las exoneraciones para entrar en el mercado norteamericano a precios competitivos.
Aparte de ello, se reforzará la colaboración de los EE.UU. en el monitoreo aéreo en las costas ecuatorianas, dentro del combate al narcotráfico, y posiblemente nuestro país recibirá armamento norteamericano destinado a repotenciar los equipos bélicos de las Fuerzas Armadas, y el armamento de la Policía, dentro de las tareas respectivas que cumplen estas instituciones.
Evidentemente, como es usual en la política norteamericana hacia los países latinoamericanos, a cambio de los logros que se conseguirían en materia comercial y de cooperación en diversos campos, habrá un alineamiento mucho más estrecho con la Potencia Norteamericana, que de esta manera consolida su influencia en el área del Pacífico Sudamericano, dentro de la estrategia geopolítica destinada al aislamiento del régimen venezolano de Maduro, y de los países que quedan en la denominada Alianza Bolivariana, ALBA.
De hecho, la política ecuatoriana en materia de sus relaciones con los Estados Unidos, ha dado un giro de ciento ochenta grados, respecto al Régimen Correísta, ya que este, por su alineamiento con Venezuela, Bolivia en la época de Evo Morales, y en general los países del ALBA practicó una política internacional de alejamiento con los EE.UU., que más bien representó perjuicios dentro del intercambio comercial con este país, que es nuestro principal socio comercial, y que por lo tanto debemos cultivar estas relaciones.