Buen trabajo es el que cumplieron durante este feriado de Carnaval las instituciones y organismos que cuidan de la seguridad de la gente. Pero las instituciones y organismos son de alguna manera abstracciones. Quienes trabajan mientras otros disfrutan, son seres humanos que merecen un reconocimiento especial. Se trata de la Gobernación, la Policía Nacional, las autoridades y agentes de tránsito, los técnicos y trabajadores de obras públicas y los organismos de socorro articulados en el ECU 911. Posiblemente hay otras dependencias, pero las mencionadas hicieron bien su trabajo para que una buena cantidad de gente pudiera disfrutar de las fiestas.
Hubo un buen control y organización del tránsito. En el caso del Azuay, las carreteras-sobre todo a los cantones orientales y a Yunguilla- soportaron un alto tráfico, pero en buena hora hubo presencia de los agentes, sin la cual el caos se habría impuesto.
Algunas vías tuvieron problemas por las lluvias, especialmente la que por Molleturo conecta a Cuenca con la costa. Sin embargo, la presencia de los técnicos y trabajadores del Ministerio de Obras Públicas fue eficiente permitiendo -con pocas interrupciones- que el tráfico sea regular. El que la carretera sea mala, estrecha y peligrosa, no es culpa de esos técnicos y trabajadores, sino de gobiernos indolentes que abandonaron al Azuay durante estos últimos años.
Nos quejamos frecuentemente y con razón de las instituciones y de la burocracia estatal. Pero es justo reconocer que dentro de algunas de ellas hay gente que trabaja duro y en forma anónima para que la gente pueda disfrutar de estos feriados y especialmente del carnaval, la fiesta más popular del país, pero también la que más accidentes suele reportar. (O)