Suele decirse entre los educadores ambientales: que lo que no se conoce, no se cuida. Y partiendo de esa premisa es que la educación todavía se la ve como un potencial medio para proteger el ecosistema del cambio climático que algunas partes, sobre todo en las más sensibles, es muy visible.
Ahora mismo, para los que no solo ven al planeta como una bola que flota en el espacio, donde habitan millones de personas, urge que la educación llegue más allá para afrontar un posible cambio drástico de lo que se puede observar todavía.
Aquel camino de educar para conocer y cuidar ha sido tomado por la subgerencia de Gestión Ambiental de Etapa, departamento que este año pretende aumentar las capacitaciones que ya no solo serán dirigidas a los niños.
Desde hace una década, Etapa implemento un programa para educar en las instituciones educativas del cantón Cuenca: manejo adecuado de los desechos, el evitar el desperdicio del agua, y principalmente, el cuidado de las fuentes hídricas.
La educación se dividió en la zona urbana y rural, porque hay diferencias, quizá abismales entre la una y la otra. En la urbe, en donde solo ve cemento, la educación puede llegar a ser más compleja porque, tomando como ejemplo el agua, el ciudadano común solo tiene que abrir la llave para usar el líquido considerado como vital.
Pero en las periferias, en donde prima el verde del ecosistema, aunque están las llaves, las fuentes de agua están más cerca, y aun cuando la responsabilidad debería ser la misma, las comunidades se hacen responsables de su cuidado.
“Hay mucha diferencia en la educación entre lo rural y la ciudad. Los niños se convierten en los protectores de las fuentes hídricas porque están en su comunidad. Y ellos lo hacen. Se toman la atribución y cuidan, y eso necesitamos”, dice Diva Arciniegas, educadora ambiental de Etapa.
La educación ambiental, según los formadores de la empresa de agua potable, ha funcionado con los niños, pero ¿qué pasa con los adultos?
In situ
Ayer, el departamento de Gestión Ambiental inició con un proyecto de mostrar cómo se está manejando las fuentes hídricas y todo el proceso que viene después para que Cuenca cuente con agua potable.
Los primeros en participar fueron los propios empleados de la empresa pública. Y en la interacción hubo de todo: críticas constructivas, aplausos y felicitaciones por los trabajos. Ahora se invitarán a los funcionarios de la municipalidad: concejales, gerentes y hasta el alcalde Pedro Palacios.
En una siguiente etapa se invitarán a colectivos y a la población, porque en este caso, para Javier Crespo, subgerente de Gestión Ambiental, es urgente mostrar el ecosistema cuencano y sus fuentes hídricas para que las personas sepan apreciarlos y cuidarlos. (AWM)-(I)