El héroe francés

Nació en Córcega en 1769, una isla que siempre ha buscado independizarse de Francia (hasta el día de hoy). A los 9 años, su ingenio e inteligencia le consiguieron una beca en una escuela militar en donde estudiaría las estrategias bélicas de su gran ídolo: Alejandro Magno. A los 24 años fue nombrado general, y como se había hecho de varios enemigos políticos, terminó en la cárcel. Al salir, deprimido y en la miseria, con el poco dinero que tenía, consiguió un frasco de veneno. Unos segundos antes de ingerirlo (las jugadas del destino), una carta se deslizó bajo su puerta avisándole que tenía que ir a combatir en Italia.
Se casó con una viuda que lo traía loco. Y, en plena luna de miel (qué luna de miel más amarga), Napoleón tuvo que enfrentarse al ejército de Austria. Mientras iba de guerra en guerra, su mujer iba de cama en cama. Conquistó Italia y se propuso vencer a los ingleses. Sabía que si les arrebataba Egipto, cortaría el comercio entre ellos con el Medio Oriente. En El Cairo se libró la batalla de las pirámides de la cual surgió la falsa creencia de que los franceses, de un cañonazo, dejaron ñata a la esfinge. Lo que sí es cierto es que su barba se la llevaron los ingleses y hoy está en el British Museum.
Volvamos a los retozos de Josefina que se volvían más frecuentes, igual que las cartas de su marido las que fueron ignoradas. Le escribió a su hermano contándole la aflicción de su corazón, y qué creen, los ingleses interceptaron la carta y la publicaron en los diarios londinenses. Con un apetito insaciable, pero de gloria, se coronó así mismo emperador en 1804. Ahora, le hacía falta un heredero. Mandó a volar a Josefina y se casó con María Luisa de Austria con la que tuvo un hijo.
Su hambre de poder hizo que la gente dejara de admirarlo y lo viera como un megalómano: un Rafael Correa del siglo XIX. Cometió error tras error perdiendo una batalla tras otra. Devastado como estaba, abrió el viejo frasco de veneno y se lo bebió. Pero el veneno, guardado por años, había perdido sus propiedades y cayó muy enfermo. Luego de su batalla final, la de Waterloo, en donde fue vencido por los ingleses, fue exiliado por los franceses a la isla de Santa Elena en donde murió a los 51 años de edad. Así surgió la aurora y llegó el ocaso a la vida de este célebre héroe francés. (O)

CMV

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.

Publicaciones relacionadas

Mira también
Cerrar
Botón volver arriba