El parecido de Luis Uchuari, jugador del Gualaceo Sporting Club que este fin de semana debuta en la Liga Pro Primera B, con su hermano Jonny, hoy en día volante del Macará (equipo de Primera A), es impresionante; no solamente en lo físico sino también en la técnica. “Muchos dicen que somos iguales, pienso que si nos parecemos”, sostiene risueño el jugador del cuadro azuayo.
Los lojanos tienen mucho en común como el amor que profesan por la familia y el fútbol. “Él fue la persona que me motivó para que me vincule a este Club porque me dio buenas referencias”.
En total son cuatro hermanos, dos varones: Luis (27 años), Jonny (26) y dos mujeres: Angie, quien tiene 22 años y también juega fútbol, y Karina (29), invidente.
Luis compartió que Karina lamentablemente adquirió una enfermedad a los 22 años que le hizo perder la vista, sin embargo, confesó que le gusta escuchar mucho en la radio los partidos que juegan sus consanguíneos. “Ella se motiva mucho cuando oye los programas deportivos, las narraciones y los comentarios, gracias a Dios contamos con nuestras hermanas que siempre nos apoyan en las buenas y en las malas”.
Luis y Jonny comparten dentro y fuera de las canchas. “Cada vez que mi hermano nos visitaba en Loja durante la vacaciones jugábamos iguales, peloteábamos juntos”, sostiene entre risas.
El lazo familiar y el profesionalismo de cada uno les permite aconsejarse mutuamente. “Desde que Jonny salió de la casa muy joven (ubicada en el barrio Sauces Norte), siempre estuvo pendiente del hogar, toda la vida nos apoyó y estuvo pendiente de nosotros…Estamos conscientes que esta profesión es muy bonita, pero a la vez sacrificada”.
Su segunda familia
Luis, quien viste de “verdeamarela” desde inicios de este año, reconoce que sus compañeros se han convertido en su segunda familia. “He militado en clubes en donde no se maneja la amistad y el profesionalismo como se lo hace en Gualaceo. Hay que destacar el trato de los dirigentes, jugadores y cuerpo técnico”.
Asimismo resalta que ha trabajado a conciencia en la pretemporada para ganarse un puesto en el once inicial del conjunto azuayo. “Es una pelea sana porque todos queremos jugar, todos queremos ser titulares y ser un gran aporte para el equipo, estamos prestos para colaborar”.
Una enfermedad casi termina con su carrera
Sus inicios fueron en Liga de Loja. A los 16 años, Luis debutó en el equipo de primera. Cuando cumplió la mayoría de edad sufrió un derrame que le alejó de las canchas por un buen tiempo.
Volvió a desempolvar los botines para jugar en dos equipos lojanos de Segunda Categoría, hasta que en el 2016 regresó a la “Garra del Oso”. “Gracias a Dios pude recuperarme en Cuenca y ahora estoy muy bien”, concluyó. (JMB) (D)