Los coronavirus son una extensa familia de virus, algunos de los cuales pueden ser causa de diversas enfermedades humanas, que van desde el resfriado común hasta el SRAS: síndrome respiratorio agudo severo o neumonías, que pueden ser potencialmente mortales.
Una vez que ha colonizado el organismo de una persona, el riesgo de contagio es elevado, ya que se transmite como un catarro o una gripe, a través de la saliva que se expulsa al estornudar o la tos, por tocar superficies contaminadas. La tasa de infección preocupantemente continúa creciendo a nivel planetario, debiendo la prevención y el cuidado de la salud pública ser preocupaciones urgentes y prioritarias en todos los Gobiernos.
Por el momento, el mejor remedio es la prevención, señala la Sociedad Española de Medicina Preventiva (SEMPSPH), habiendo compartido las principales medidas de control: lavarse frecuentemente las manos con agua y jabón al menos 20 segundos, cubrirse la boca y la nariz con la parte interna del codo o usando pañuelos desechables al toser o estornudar y lavarse las manos luego, mantenerse bien hidratado, ubicarse a una distancia de un metro entre personas, llevar hábitos dietéticos saludables, hacer ejercicio…
La Organización Mundial de la Salud OMS advierte que los países deben prepararse inevitablemente por cuanto el coranovirus puede aparecer mañana con medidas como el confinamiento, la vigilancia activa, la detección temprana, el aislamiento, el seguimiento de contactos y la prevención de la propagación en la población en toda edad.
Es fundamental expresar que las exigencias de la OMS, por el inminente riesgo de convertirse en pandemia y sus consecuencias impredecibles, no sólo se refieren al Ministerio de Salud Pública sino a la sociedad entera que incluye al sistema educativo, fuerzas del orden, medios de comunicación, centros de investigación de la salud, entidades públicas y privadas, iglesia, etc. (O)