La mayoría de nosotros no piensa en la ENERGÍA, hasta que hay un apagón o sube el precio de la gasolina. El consumo de la energía, por otro lado, es una de las principales causas de contaminación. La mayor parte de la energía proviene de la combustión o de sustancias fósiles, proceso que arroja a la atmósfera millones de toneladas de dióxido de carbono y diezma los bosques de todo el mundo.
Se han perdido ya las tres cuartas partes de los bosques templados y la mitad de los bosques tropicales del mundo, y en la última década la deforestación ha aumentado de modo alarmante. Los cálculos más recientes indican que la destrucción de los bosques tropicales oscila entre los 150.000 y los 200.000 kilómetros cuadrados anualmente, más o menos la superficie de Uruguay.
La mitad de los 75.000 productos químicos que se elaboran actualmente se consideran TÓXICOS. La falta de información en este aspecto impide hacer un cálculo de la situación mundial. Solo tenemos que prestarle un poco de imaginación; una imaginación eminentemente inteligente, para conocer a groso modo una realidad, que afecta a toda la humanidad; pues solo en los EE.UU., se originan algo más de 240 millones de toneladas anuales de residuos.
Algunos países llamados “desarrollados” utilizan la energía nuclear, que es una opción más impopular en virtud de los accidentes potenciales y la dificultad de almacenar los residuos radioactivos; pues en la actualidad hay más de 200.000 toneladas de residuos radioactivos en almacenamiento temporal; estos son los efectos perjudiciales de la civilización moderna, ¡Donde está el problema!
Existe una alternativa los recursos renovables, aquellos en que se aprovecha la energía natural de fuentes de la naturaleza viva… (O)
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