Llamados de atención

Mario Jaramillo Paredes

Algunas encuestas que se han publicado últimamente muestran datos que deben ser tomados como un llamado de atención a determinados organismos y autoridades.
Por ejemplo, varias encuestas coinciden en mostrar una alta desconfianza en el organismo electoral que tendrá a su cargo los próximos comicios. Tres de cada cuatro ecuatorianos desconfían- según esos estudios- de ese tribunal. Ir a elecciones con esa desconfianza es un muy mal comienzo. Por otra parte, varias autoridades locales tienen también una mala calificación.
En el caso del máximo organismo electoral, la mala calificación que tiene se debe a que un amplio sector ciudadano desconfía de que se vaya a hacer respetar la voluntad popular. Lo ocurrido en algunos de los últimos procesos y la presencia durante el correísmo de autoridades electorales sumisas al régimen, pesa en la percepción. En el caso de las autoridades seccionales-tal vez por tratarse del primer año de funciones- la ciudadanía no ve obras ni cambios, lo que le lleva a calificar con bajas notas a varios alcaldes y prefectos. Es evidente el contraste entre lo que ofrecieron en campaña y lo que han hecho hasta ahora.
Las encuestas no deben tomarse solamente como un anticipo de los posibles resultados electorales. Son una guía para aproximarse a lo que la gente piensa sobre los problemas sociales o el desempeño de las autoridades. Sirven para que quienes tienen funciones públicas refuercen acciones o rectifiquen procedimientos. No son verdades infalibles y algunas veces tienen tinte partidista, pero en buena parte de los casos son una buena aproximación a la realidad, en el sentido de mostrar lo que la ciudadanía percibe sobre lo que ocurre. Tomar en cuenta o no esas percepciones, depende de esas autoridades. (O)