La Fiscal Diana Salazar pidió la máxima pena de 8 años para Correa y varios de los procesados por el delito de cohecho, más la reparación económica a favor del Estado. En su alegato final sostuvo con firmeza que esta estructura fue manejada desde el Poder en su máxima expresión, dejando en claro la trama de este juego de mafias, al parecer intocable e inamovible, finalmente descubierta.
Durante el juicio se conoció la forma delictiva con la cual actuaron esta mezcla de políticos funestos con varios “empresarios” deshonestos. Nombres encubiertos con claves, seudónimos, siglas, al más puro estilo de las series de estafadores y delincuencia organizada, que ante la imaginación de los ciudadanos comunes, se convirtieron en un argumento digno de un “best seller” de la más alta audiencia.
En el transcurso del juicio, vimos la transmutación de la endeble defensa de los acusados, cuando fueron ajustando sus estrategias al calor de las pruebas que aparecían. Y en esos tropiezos, cometieron tantos errores, como aquellos de distanciarse del capo mayor, reconocer los hechos, aunque haciéndose el quite, para acusar a otros y manipular la realidad. Se traicionaron entre ellos, y terminaron dando luces para configurar sus delitos.
La Fiscalía realizó un trabajo impecable, y ha probado su Teoría del Caso. La valentía del equipo manejado por Salazar es para aplaudir, y le devuelve la esperanza a este país al cual, la estructura jurídica le está debiendo. Una gran muestra de disciplina y compromiso de los jueces León, Saquicela y Rodríguez, para no demorar en los tiempos, ni dejarse amilanar por las amenazas y triquiñuelas jurídicas de los abogados mercachifles que se mostraron de cuerpo entero.
Durante más de 6 años que escribo en este diario, y al revisar algunos de los temas sobre los cuales hice opinión, me alegra haber acertado sobre el comportamiento de esta gavilla de pelafustanes, ubicándoles en su sitio con varias denuncias y comentarios. Ahora falta que los jueces acepten el pedido de la Fiscal. Que así sea. (O)
