La declaración de emergencia sanitaria de las autoridades, y el anuncio del primer fallecido en el país por coronavirus, desató un pánico reservado entre la población ecuatoriana, donde los eventos sociales se van cancelando poco a poco y el mercado entra en «modo de contención».
Con los colegios y centros educativos de educación superior paralizados por la declaración el pasado miércoles del presidente Lenín Moreno, la actividad en el transporte se ha reducido y no son pocos los autobuses que este viernes viajaban casi vacíos.
«!Mucho menos (pasajeros). La gente tiene miedo, hay que cuidarse», confirmó a Efe Walter Cañer, conductor de una de las compañías de transporte de la ciudad.
Como él, otros conductores más y menos veteranos testifican que, aparte de la ausencia de estudiantes, también han influido las advertencias de las autoridades frente a la aglomeración de personas en espacios cerrados.
Y de nada ha servido que ordenaran a las compañías públicas la desinfección de los transportes, porque el miedo está igual entre la población.
A Cañer aún no le ha llegado el turno de la desinfección, pero está convocado para la semana que viene.
Otros conductores ya lo hacían hoy en la terminal de una de las compañías en el sur de Quito, donde expertos vestidos con trajes especiales limpiaban barras y manillares, y fumigaban asientos.
1 FALLECIDA Y 23 CONTAGIADOS
Las autoridades activaron este viernes el llamado Comité Nacional de Operaciones de Emergencia (COE), un órgano que reúne a representantes de diversos ministerios al máximo nivel para coordinar las medidas de excepción.
En una de sus rueda de prensa, comunicaron la muerte del primer caso de coronavirus en Ecuador, una mujer de 71 años llegada de España, y que hay otros 23 contagiados.
«Tenemos 23 casos confirmados, de los cuales tenemos cinco en la provincia de Pichincha (de la que Quito es capital), ocho en Guayas y diez en Los Ríos», comunicó la ministra de Salud, Catalina Andramuño.
Pero «lo que decidió hacer el Gobierno», cree Leandro Robaina, «es lo más fácil y menos responsable».
Se refiere a una declaratoria que ha desatado una cierta histeria y que el jueves empujó a miles de personas a comprar víveres en los supermercados y todo tipo de productos de desinfección y vitaminas en las farmacias.
«Lo más sencillo es educar a la población», sentencia este experto en videojuegos, porque, dice, ahora «la gente tiene miedo» y «hay pánico».
CANCELACION DE EVENTOS MASIVOS
Más allá del cierre de colegios, las autoridades también han intensificado las medidas de control en el flujo de pasajeros desde el extranjero y ordenado la suspensión de actos que involucren a más de 250 personas.
Las primera «víctima» cultural de esta situación ha sido el cantante español Raphael, que tenía previsto un concierto en los próximos días, pero no es el único.
También está cancelado el concierto de la banda estadounidense de hard rock Guns N’Roses, y decenas, si no cientos, de espectáculos locales musicales, teatrales y museísticos.
Los partidos de fútbol, por ahora, se celebrarán este fin de semana sin público, pero el martes la LigaPro estudiará la suspensión del campeonato nacional.
«El impacto es muy fuerte, sobre todo después de los acontecimientos que tuvimos en el mes de octubre, cuando ya tuvimos que cancelar muchos de los shows», explica Christian del Alcazar, gerente general de la productora Top Shows, una de las más activas del país, al referirse a la ola de disturbios generalizada del año pasado.
NO HAY HORIZONTE FRENTE A LAS PÉRDIDAS
El directivo no oculta su preocupación por la duración que pueda tener el problema del coronavirus, una situación que cree «se va totalmente de las manos» y no ofrece un horizonte para «cuándo reagendar eventos masivos» suspendidos.
«Son pérdidas que nos toca asumir como empresas y esperemos que esto se solucione en el menor tiempo posible», subraya sobre unos gastos que aún no han sido cuantificados.
Sí lo ha hecho por ejemplo el sector de la floricultura, uno de los más importantes sectores del país y que ha asegurado unas pérdidas del 60 por ciento de sus ventas por el cierre de mercados en Europa y Asia.
También se ve afectado el sector de la restauración, que en las últimas 48 horas, desde la declaratoria, ha visto reducida su clientela.
«Nos afecta porque no tenemos presencia física de clientes», asevera David Sánchez, administrador de un restaurante en el centro de Quito que dice haber perdido ingresos de entre 5 y 10 por ciento en los últimos tres días.
Y agrega que «la gente está pidiendo más» que le lleven la comida a «oficinas y domicilios».
Una circunstancias que también confirmaron varios mensajeros de distintas empresas, si bien hay los que aseguran que, a nivel general, ha bajado la demanda de envíos de comida por el teletrabajo.
«Nosotros entregamos a lo que son oficinas y la mayoría han mandado a trabajar desde casa», explica Anderson Veu, mensajero de un restaurante.
LA IGLESIA SE SUMA A LAS PRECAUCIONES
Las situación generalizada de precaución, acompañada de constantes mensajes del Gobierno por televisión y radio, ha llevado a la cancelación de fiestas privadas, reuniones, y a que la gente prefiera mantenerse el mayor tiempo posible en casa para no exponerse a un contagio.
También la Arquidiócesis de Quito ha hecho una serie de recomendaciones para restringir los actos religiosos a espacios «ventilados» y quitar el «agua bendita» de las entradas de las iglesias, y las Iglesias evangélicas y la Comunidad judía han extendido recomendaciones parecidas.
Pero la Arquidiócesis ha dejado en espera su decisión sobre si cancela o no los actos de Semana Santa, solicitud que el jueves le planteó el Gobierno. EFE