Edison Preciado, un loco enamorado
Edison Preciado, es uno de los jugadores referentes del Deportivo Cuenca. Hoy en día defiende los colores del Gualaceo Sporting Club.
El orense, de 33 años, que pasó a la historia de los “camisetas coloradas” como el autor del gol con el que el “Expreso Austral” se impuso a Boca Juniors, en el 2009, conversó con Diario El Mercurio sobre su pasado, presente y futuro, así como de su faceta de esposo, padre, hermano y hasta “chef”. A continuación, sus impresiones:
-¿Cuál es su sentir después de pasar del Deportivo Cuenca al Gualaceo en esta misma temporada?
Contento, por saber que voy a tener minutos en cancha, lo que se me hizo esquivo durante este año.
Dios mediante espero que me vaya de lo mejor en este nuevo reto para poder cumplir el objetivo del equipo de llegar a primera división.
-¿Fue difícil dejar Deportivo Cuenca, por el amor que tiene con el Club?
Para mí ha sido un tema muy delicado. Algo que me ha costado asimilarlo, me ha dolido muchísimo, pero tengo el apoyo de mi familia y amigos que me están apoyando en estos momentos.
Siempre he soñado terminar mi carrera donde la inicié. Es mi anhelo, por eso daba lo mejor cuando estaba en Deportivo Cuenca, pero
lamentablemente pasaron cosas extrañas extra fútbol que se salen de mis manos.
-En cuanto a su vida personal, ¿qué actividades realiza en sus tiempos libres, más aún en esta difícil situación que atravesamos por el país por el Covid-19?
Después de los entrenamientos, voy a ver a mis hijos: Luciana (7 años) y Johao (9 años), en la escuela. Llegamos al hogar, almorzamos. Hago una pequeña siesta y después les ayudo en los deberes a mis hijos.
Más tarde le ayudo en la cocina a mi esposa, y otras veces ya les tengo preparada la merienda. Siempre pasamos en familia, y ahora con mayor razón por esta pandemia.
Vemos películas, compartimos juegos y después realizamos ejercicios para no descontinuar mucho con la parte física.
-¿Piensa que su retiro está cerca?
No, sobre todo al ver los ejemplos de mucha gente experimentada en otros equipos. Vemos a (Efrén) “Cachorro” Mera y (Cristian) Pellerano que fueron
aporte importante para la consecución de la Copa Sudamericana.
Ellos nos demuestran que se puede seguir jugando con ritmo y luchar palmo a palmo contra jóvenes, eso sí siendo siempre disciplinados.
-¿Sus hijos también practican algún deporte?
Sí, mi hijo está en la escuela de fútbol Cuenca Juniors, filial del Deportivo Cuenca; y, mi hija practica ballet, pero también le gusta el fútbol, incluso es goleadora de su grado.
A mi esposa Vanessa Aponte (34 años) también le gusta fútbol e indor. Entre todos vemos partidos de la Liga Ecuatoriana, Champions…Saben y entienden mucho de las reglas…
-¿Qué tiempo vive en Cuenca?
Me gradué en el 2002, en enero de 2003 vine a Cuenca. Carlos “Ventarrón” Quiñónez me trajo desde Huaquillas a jugar en las divisiones menores del Deportivo Cuenca. Ascendí al primer equipo en el 2005, en donde estuve hasta el 2009.
En el 2010 me vendieron a El Nacional, para luego pasar a México (Atlético San Luis), regresar a El
Nacional; Delfín, y en el 2017 regresé al Deportivo Cuenca.
-¿Cuáles son los recuerdos que siempre lleva presente?
Cuando debuté con Deportivo Cuenca y jugué Copa Libertadores en las grandes ligas contra Boca Juniors. Es algo inolvidable porque tuve la oportunidad de convertir un gol a Roberto Abbondanzieri.
Fuimos campeones nacionales con la sub 20 del Deportivo Cuenca, dirigida por el profesor Paúl Vélez.
También me trae muchos recuerdos la final del 2009 contra Deportivo Quito; la Copa Sudamericana 2018, en donde pasamos de fase contra Luqueño; además, vencimos al Wilstermann y tuve la oportunidad de pisar por primera vez el Maracaná cuando visitamos al Fluminense.
-La celebración del gol que le marcó al Boca fue singular, ¿qué recuerda?
(Sonríe) En el 2009 me lo coloqué un guante blanco quirúrgico en honor a mi esposa que en ese año se
graduaba de licenciada en laboratorio clínico. El doctor (del equipo) desechó los guantes bajo su silla y los recogí pensando justamente en el festejo.
En el 2018 cuando jugábamos contra Luqueño mi esposa me pidió que le dedique un gol y volví a repetir esta celebración.
-¿Qué tan buena sazón tiene Edison Preciado?
(Sonríe) Me gusta cocinar bastante el seco de pollo, seco de carne, lomito saltado, crema de champiñones, fideos en crema de champiñones, filete de carne, pollo a la plancha, ensaladas, pollo frito, sopita de fideos…Son los platos que me salen mejor…
-¿Nunca ha pensado abrirse un restaurante?
(Sonríe) Sí, si se presenta la oportunidad. La idea es tener un negocio propio para poder brindar trabajo a gente que lo necesite.
-¿Qué música prefiere? ¿Le gusta bailar?
Soy una persona muy abierta en los ritmos. Me gusta el reggaetón, salsa, merengue, cumbia, canciones alegres que siempre las escucho, canto y bailo en camerino en donde me gusta bromear con mis compañeros, pero nada de bromas pesadas.
-¿Cuál es su canción favorita?
Blanco; Morado; de J Balvin, canciones que están a la moda. También me gusta el tema: Chocolate, interpretado por mi compañero de profesión Bryan de Jesús.
-¿Cuáles son sus orígenes?
Nací en Huaquillas. Mis padres son profesores. Mi papi enseña educación física y mi mami, inglés.
Mi hermana es testigo de Jehová, mi hermano es subteniente de policía.
A mi familia le gusta el fútbol. Mi padre que también se llama Edison está enrolado al fútbol como director técnico y presidente de la liga cantonal de Huaquillas; organiza campeonatos en varios lugares.
Mi mami (María Bravo) también es fanática del fútbol. A ella le contratan para jugar indor y fútbol, incluso yo entrenaba con ella. Subíamos y bajábamos gradas; me centraba para que yo cabecee y así mejorar en la definición.
Mi padre me contaba que yo lavaba los balones que él utilizaba en los entrenamientos para colocarlos en mi cama y dormir junto a ellos.
-¿Su familia es el pilar fundamental en su carrera deportiva?
Sí. A ellos les debo todo, pero también soy muy agradecido con “Ventarrón” Quiñónez, quien me vio jugar una sola vez en Audaz Octubrino y confío en mí para traerme a Cuenca. Creo que, si no hubiese sido por él, nunca hubiera jugado profesionalmente.
También soy muy agradecido con la familia de Luis “Ñaño Mono” Salazar y a la familia Torres Tigre que me ayudaron mucho cuando más lo necesitaba. Ellos me dieron la mano cuando no tenía que comer, ni en donde dormir.
Recuerdo una vez que junto a un amigo tuvimos que merendar arroz con canguil porque no tenía,ps que más comer. Fue algo duro para nosotros, pero así supimos valorar muchas cosas, como la comida que nuestros padres nos enviaban en unos cartoncitos.
Conserva las cartas de amor
Edison Preciado, una persona muy creyente que le gusta leer la biblia, conoció a su esposa en primer curso del colegio. Ambos estudiaron en Huaquillas.
El actual jugador del Gualaceo SC cuenta que cada gol que marcaba en la secundaria se lo dedicaba a su amor platónico.
Sin embargo, conquistarla no fue nada fácil. “Poniéndome la mano en el corazón, en el colegio era muy feo (sonríe). Era un niño con corte de cabello de soldado, muelón y negrito porque me quemaba mucho en sol”.
En cuarto curso tuvieron una relación fugaz y recién en el 2005 le dio la oportunidad de ser su novio. Tres años después se casaron.
En su “baúl de los recuerdos”, Edison guarda auténticos tesoros. Desde la camiseta del Deportivo Cuenca que utilizó contra Boca Juniors, el guante blanco quirúrgico, hasta cartas de amor que intercambió con su amada esposa y cintillos que se robaba de su ahora esposa para sujetar su cabello cuando jugaba en Deportivo Cuenca. (JMB) (D)